Lincoln

(2012) EE.UU.
DIRECCIÓN Steven Spielberg
GUION Tony Kushner basado en el libro de Doris Kearns Goodwin
MÚSICA John Williams
FOTOGRAFÍA Janusz Kaminski
REPARTO Daniel Day-Lewis, Sally Field, Tommy Lee Jones, David Strathairn, Joseph Gordon-Levitt, James Spader, John Hawkes, Hal Holbrook, Jackie Earle Haley

Un político enorme

La historia de Estados Unidos –sin ser una de las más ricas, ni mucho menos– siempre ha sido una fuente de grandes películas. Cuando es Steven Spielberg el que toma en sus manos un proyecto para rendir honor a su admirado Abraham Lincoln, podemos esperar incluso más que una gran película. Y ciertamente no desmerece el Lincoln de Spielberg, aunque no deje de ser el relato político de la aprobación de la 13ª enmienda (la que abolió la esclavitud) y del fin de la Guerra de Secesión estadounidense.

Estamos ante un relato histórico que, a través de los últimos y grandes momentos de la vida de Lincoln, consigue mostrarnos al hombre destacando, en primer lugar, su temple y buen ánimo. En momentos incluso parece un poco idealizado ese Lincoln que parece estar por encima del bien y del mal y que toma decisiones contra todo pronóstico con una sabiduría y una tranquilidad al menos cuestionable. Las sombras del personaje son pocas, pero de alguna manera están ahí: su a veces conflictiva relación con su mujer (aunque más bien la confictiva es ella, irritante Sally Field que no merecía nominación al Oscar) o la distancia con su hijo mayor (una subtrama poco encajada con el resto). Una vez más, ante el trabajo de Daniel Day-Lewis uno solo puede quitarse el sombrero y admirar cómo este británico se ha transformado realmente en Abraham Lincoln y nos ha dejado conocerlo de pleno.

Pero si algo es este Lincoln es todo un político. Llaman la atención los métodos que utiliza para conseguir la aprobación de la 13ª enmienda, cuestionables pero que sin duda lograron un bien necesarísimo que él tenía muy claro. La esclavitud es un tema presente en toda la historia, pero sin caer en sentimentalismos como quizá lo esperaríamos de Spielberg. Quizá el personaje que vaya más en esa línea sea Thaddeus Stevens (el mejor Tommy Lee Jones en años), un abolicionista de fuerte carácter y gran corazón. Se suma todo un elenco de estrellas, algunas de ellas casi desaprovechadas, como Joseph Gordon-Levitt como el hijo de Lincoln o el gran John Hawkes en un papel de comparsa. Lucen más James Spader como el encargado de los tejemanejes de los republicanos o Hal Holbrook como otro personaje político clave.

Efectivamente, la trama es netamente política y toda una lección de historia, no por eso poco disfrutable: el también nominado Tony Kushner (guion) consigue hacer accesible y entendible la cuestión política en juego y su gran trascendencia. A la empresa hay que sumar el experimentado y oscarizado equipo habitual de Spielberg, como John Williams (con una música que tiene un toque del Estados Unidos del siglo XIX en sus vetas alegres), la fotografía de Janusz Kaminski (que quizá abusa un poco de los contraluces) o el vestuario de Joanna Johnston (aunque me intrigue el porqué estaba de moda usar cobijas en los hombros en todo momento).

En definitva, correctísima obra de Spielberg que canta las glorias de uno de los momentos clave de la historia de su país y del hombre que la consiguió, sin ser una mirada demasiado ingenua pero tampoco necesariamente crítica. Al menos las clases de historia han ganado un gran instrumento. Y quizá una retahila de premios de la Academia.

Juan Carlos Carrillo Cal y Mayor

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Beasts of the Southern Wild

(2012) EE.UU.
DIRECCIÓN Benh Zeitlin
GUION Lucy Alibar, Benh Zeitlin
MÚSICA Dan Romer, Benh Zeitlin
FOTOGRAFÍA Ben Richardson
REPARTO Quvenzhané Wallis, Dwight Henry, Levy Easterly

La fantástica realidad

En un mundo postapocalíptico, sin todas esas comodidades que ofrece este siglo, aún las más básicas como una cama o un techo (el autor empezó a filmar a partir de las inundaciones de Nueva Orleans), vive la pequeña heroína de Beasts of the Southern Wild, Hushpuppy (Quvenzhané Wallis). No tiene ninguna de esas comodidades; sus posesiones se limitan a unas cuantas mascotas, un padre enfermo con un carácter muy variante que le quiere enseñar a sobrevivir, el cariño de unas poco personas y –lo más importante– mucha imaginación e inocencia.

Es muy extraño que el primer trabajo de un director, en este caso Benh Zeitlin, tenga tan buenas críticas y premios y sea realmente tan bueno, no solo porque trabaja con una actriz de 9 años –cosa siempre complicada– sino que ninguno de sus actores es conocido, es más, es el primer papel de la mayoría. Entre ellos destaca Dwight Henry en el papel de Wink, el padre de Hushpuppy. Wink es muy variante, siempre reacciona abruptamente y en ocasiones el espectador puede llegar a odiarlo, pero es que creía que siendo duro era la forma de enseñarle a sobrevivir a su hija. Siempre le dice que es fuerte y que debe cuidar del “Bathtub” (nombre del lugar donde viven).

Ahora bien, la historia puede tener sus más y sus menos, más un cuento (o un corto) que un largometraje. Sin embargo la película tiene a un personaje al cual el espectador va a adorar. Esa es la gran Hushpuppy. Una increíble actuación, tan fuerte y tan madura que sorprende que venga de una niña de tan solo 9 años. Ella tiene dos misiones: salvar a su padre, y evitar que los glaciares se descongelen, porque eso liberaría a unos enormes animales de la época de las cavernas que acaban con todo a su paso. Quizás estos animales podrían representar a la sociedad actual que acaba de cierta forma con lo natural, lo “salvaje”.

Un relato, como se ve, fantástico pero muy a su estilo (también por ser cine independiente), no como estamos acostumbrados a ver en otras películas: aquí no hay leones que hablan ni ningún tipo de súper fuerza salvadora. Pero nuestra heroína cree que sí existe y la representa como a su mamá, le pide en todo momento que la cuide, se la representa con dibujos o como la luz del faro que se ve al otro lado del mar; es la esperanza de Hushpuppy, lo que la hace moverse. Y Wink es su acompañante, una voz que le dice lo correcto, pero no siempre se quiere obedecer. Incluso el medio de transporte no es cualquier bote: es el balde de una camioneta vieja con un motor, mezclando fantasía y realidad en todo momento en su particular estilo como quizá vimos en La carretera y con la influencia de los ya mencionados hechos de Nueva Orleans.

Toda la película va acompañada de la voz en off de la protagonista, que en ocasiones resulta muy madura, pero sin ella mismo darse cuenta. Se plantea temas muy importantes con mucha naturalidad e inocencia que le quitan un poco de dureza al filme, pues todo desde los ojos de un niño se ve más esperanzadamente. Además la fotografía resulta estupenda con planos en su mayoría cámara en mano que le da ese toque realista a la historia. Me atrevería a decir que hay escenas que son una delicia a la vista como el momento de los fuegos artificiales.

Y, sin duda, es una película que da mucho qué pensar con la metáfora de las “bestias del sur salvaje”: ¿vivimos en una sociedad cerrada, que arrolla todo a su paso si es que no gusta?, ¿se obliga a la gente a pensar de alguna manera? ¿Nos habremos olvidado de disfrutar del lado “salvaje” de las cosas?

Juan Manuel Meneses

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Amor

(2012) Austria
DIRECCIÓN Y GUION Michael Haneke
MÚSICA Cecile Lenoir
FOTOGRAFÍA Darius Khondji
REPARTO Jean-Louis Trintignant, Emmanuelle Riva, Isabelle Huppert

Eso, amor

“Prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad.
Amarte y respetarte todos los días de mi vida.”

Al pensar en una pareja que defina la palabra “amor” uno normalmente pensaba en una parejita romántica al estilo Romeo y Julieta. Ahora bien, al pensar en una pareja que se ama en la realidad, seguramente a partir de ahora vengan a la mente Georges y Anne. Una pareja de ancianos que se enfrentan juntos a la tarea cotidiana de envejecer.

El director austriaco Michael Haneke nos presenta su última producción, Amour (el título, como la película, está en francés). Un film que a nadie ha dejado indiferente, y es que los personajes que utiliza son conocidos por todos. Pues si algo hay universal es justamente el amor, y estos son dos enamorados, con un pasado exitoso, muy cultos, conocedores de música clásica, con un nivel económico bueno, y que a pesar de su avanzada edad todavía se tenían el uno al otro y, dentro de lo posible, se valen por ellos mismos. Sin embargo, Anne sufre una embolia; todavía lúcida y activa, tiene paralizada la mitad del cuerpo, su enfermedad va avanzando y sus recuerdos comienzan a perderse. Además, deja claro que ella quiere vivir hasta que no se convierta en una carga para nadie y le aterran los doctores. Mientras, Georges intenta cuidar de ella, al principio cree que puede solo con todo el trabajo, luego contrata a una enfermera y debe soportar que la mujer que ama comience a desaparecer y ya no tenga con quien compartir sus recuerdos ni realizar las actividades cotidianas.

Las actuaciones de Emmanuelle Riva (nominada al Oscar) y Jean-Louis Trintignant son perfectas, es como si ambos actores han alcanzado la madurez de la actuación, y como espectadores tenemos la suerte de poder vivirla y compartirla con ellos. La película transcurre en su departamento que se convierte en un personaje más. Nos sentamos con ellos a desayunar, a comer, leemos los periódicos, incluso nos despertamos por una pesadilla a altas horas de la madrugada. Pero ellos no dejan que nadie más forme parte de esa vida (solo el espectador, que observa y es mudo); el vecino que los quiere ayudar solo consigue entrar una vez al apartamento y de forma veloz se retira, la hija de la pareja aparece poco y desea formar parte de sus vidas, ayudar, pero Georges no quiere su ayuda. El joven promesa del piano, ex alumno de Anne, y una de las enfermeras sí son bien recibidos, pero el alumno quizá solo porque les recordaba quiénes habían sido (en el momento en que intenta ahondar en lo ocurrido a Anne se le pide que cambie el tema y que toque el piano) y la enfermera simplemente porque era necesaria para que vivan. Y es que los demás les representaban otra época, otra forma de pensar que no terminaba de encajar con la vida y el apartamento de Anne y Georges en el que ya ni escuchaban música y todos los muebles se mantenían de la época, como si pretendieran de esa forma detener el tiempo.

Es una historia tan bien contada, que a pesar de que la escena de inicio sea una elipsis al futuro del relato, no hace falta que se repita para que se entienda lo que ocurre, y es que no hace falta verlo todo. Solo se ve lo que ocurre en el departamento y lo que sus habitantes nos cuentan. Nunca conocemos al doctor, ni vemos el hospital, ni la tienda de flores o el mercado, solo como observadores confiamos en lo que ellos nos dicen.

Ahora bien, no olvidemos que esta historia está contada en nuestra época y por quién está contada. Y aunque no se parezca nada a lo que Haneke ha hecho con anterioridad (quien lea entienda), él sigue siendo el mismo. Y su visión del dolor no deja de ser la del hombre de hoy: como algo malo, incompatible con ese mismo amor. En esta línea, no diré que es una película que va a gustar a quien la vea, tampoco puedo afirmar que será entretenida y que el espectador pasará un momento agradable. Lo que sí puedo asegurar es que va a ser una película difícil de olvidar, es más, Haneke consigue crear un temor que nos va a perseguir y es llegar a conseguir el amor que se tienen Anne y Georges.

Juan Manuel Meneses

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Argo

(2012) EE.UU.
DIRECCIÓN Ben Affleck
GUION Chris Terrio basado en el libro de Tony Mendez y el artículo de Joshua Bearman
MÚSICA Alexandre Desplat
FOTOGRAFÍA Rodrigo Prieto
REPARTO Ben Affleck, Brian Cranston, John Goodman, Alan Arkin

Cuando todo encaja

If I’m going to make fake movies, it’s going to be a fake hit.
–Lester Siegel (Alan Arkin)

Esta frase inicial describe la premisa de Argo. Un miembro de la CIA, Tony Mendez (Ben Affleck), debe salvar a seis compatriotas llevándolos desde un Irán en plena revolución a EE.UU. haciéndolos pasar por canadienses que quieren hacer una película y están buscando localidades en este país (el guion de la supuesta película se titula justamente “Argo”). Sorprendentemente está basado en hechos reales acaecidos en 1980. Es más, hay que esperar a los créditos finales donde aparecen fotos de las personas reales.

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A pesar de que esta es solo la tercera película como director de Ben Affleck (la primera fue Gone Baby Gone, y la segunda The Town) hay que reconocer que hace una labor estupenda, no sorprende que haya recibido todos los reconocimientos en esta categoría en los principales premios, salvo en los Oscars que solo postula como Mejor Película (por lo que Affleck junto a George Clooney y Grant Helsov se podrían llevar la estatuilla dorada por ser los productores del film). Siempre hay que hacer una mención cuando una sola persona dirige, produce y actúa dentro de una película, pero en este caso Ben Affleck debería solo dirigir y producir… Su interpretación es uno de los puntos débiles, y quizás con otro actor hubiese sido el elenco perfecto, ya que el resto hacen unos papeles impresionantes (como prueba de esto es que obtuvieron el premio a Outstanding Performance by a Cast in a Motion Picture en los pasados SAG Awards).

A pesar de que el patriotismo estadounidense se vuelve un poco empalagoso (y eso que en su día el crédito se lo llevó Canadá y no se reconoció públicamente la labor de Toni Mendez… o quizá justamente por eso), la película es verdaderamente entretenida y consigue hacer sentir al espectador todo tipo de  emociones. Hay momentos de tensión, trata el tema de lo que sufren las familias de quienes centran su vida en el trabajo, lo que es ser perseguido, la libertad… y todo esto con un alivio cómico al más puro estilo Hollywood. Funciona, todo sea dicho, gracias a un guion redondo, en el que todo va cuadrando como las piezas de un rompecabezas, acompañado por unos diálogos inteligentes y sencillos (todo el que la ve se queda con una gráfica frase que aquí no reproduciré, pero si la has visto sabes de cuál hablo). Y es que sin importar la nacionalidad del que está disfrutando de Argo, se entiende en todo momento lo que ocurre. Con una breve introducción al principio, consigue llevar de la mano al espectador y que entienda por qué está pasando lo que ve.  Y eso es sumamente difícil de conseguir en una película basada en acontecimientos políticos reales.

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Hay películas en las que todas las fichas están donde deben estar, que incluso hacen parecer que es un trabajo sencillo y que todo el mundo puede dedicarse a hacer películas. Pero no es fácil, por ejemplo, que la música esté donde debe estar y acompañe a la imagen sin opacarla. Pues Argo acierta. Por no hablar de la dirección artística, precisa hasta grados insuperables, tanto por el vestuario que retrata la época, como por la ambientación de cada una de las zonas, y es que incluso se ve la moda de cada uno de los países y de cada una de las castas sociales a las que pertenecen los protagonistas. Y cuando todo encaja se consigue una película que gusta a todos, críticos y al público en general. Esto, nada más y nada menos, es lo que hace la magnífica Argo.

 Juan Manuel Meneses

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La noche más oscura (Zero Dark Thirty)

(2012) EE.UU.
DIRECCIÓN Kathryn Bigelow
GUION Mark Boal
MÚSICA Alexandre Desplat
FOTOGRAFÍA Greig Fraser
REPARTO Jessica Chastain, Jennifer Ehle, Joel Edgerton, Chris Pratt

Una década después…

Si el cine basado en hechos reales es atractivo, el basado en hechos reales muy recientes lo es aún más. Este es el caso de Zero Dark Thirty, la película que recoge los acontecimientos desde el ataque del once de septiembre hasta la captura del líder del grupo terrorista Al Qaeda, Osama Bin Laden (el título original es el código militar para decir las 12:30 de la noche).

Con semejante tema podríamos haber esperado la típica película patriótica, con la bandera de EE.UU. constantemente y haciendo al espectador sentirse orgulloso a pesar de no ser de este país. Sin embargo, es todo lo contario, la directora Kathryn Bigelow (la primera –y única– mujer en llevarse el Oscar a Mejor Director, no lo olvidemos) intenta dar un enfoque realista de lo ocurrido sin toda la mega producción que acostumbra a ofrecer el cine bélico de este país. Es más, el ataque a las Torres gemelas lo representa con la pantalla en negro y solo con las voces de las llamadas de auxilio de aquel día. Prima la sobriedad y quizás es un tanto excesiva, ya que se podría sentir que la película apenas comienza cuando va por la mitad.

A pesar de ser una película de guerra (y quizá porque las guerras ya no son como antes) no se ve casi nada en el campo de batalla y quienes lideran la historia son mujeres, y no lo digo por la directora Bigelow, sino que las actrices Jessica Chastain y Jennifer Ehle son quienes tienen el peso de la película. Chastain hace un papel insuperable, y logra que el espectador crezca con el personaje. La primera vez que la vemos es una mujer dulce, que se cubre el rostro, parece que le afecta ver maltratar a la gente; a quien con ella observa la película le ocurre lo mismo, incluso algunos podrían girar la cara. Luego la frialdad con la que se trata a los seres humanos (las escenas de tortura han levantado cierta polémica) ya no sorprende, ni a la actriz, ni al espectador, ella se va tranformando y la visión de quien contempla la historia también. En este arco de transformación es que despunta la actuación de Chastain como Maya, que consigue hacer creer al espectador que ella es la que está a cargo de la operación, quien se desvive los diez años para encontrar a Bin Laden.

Además, Jennifer Ehle acompaña al personaje de Chastain y se podría decir que es el apoyo perfecto que necesita para luchar y conseguirlo todo. Ehle tiene la capacidad de ser una mujer ruda en algunos filmes y una mujer tímida en otros como en The King’s Speech. Su versatilidad muestra lo buena actriz que es, y Zero Dark Thirty no fue la excepción.

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Sin embargo, hay que decir que la historia puede resultar algo tediosa al principio, el tiempo real pasa veloz, del 2001 salta rápidamente al 2003 y así sucesivamente; sin embargo, no pasa mucho en esos años, lo verdaderamente importante ocurre en el último año. Y cuando por fin preparan el ataque para capturar a Bin Laden, todo se vuelve a hacer lento. La captura es con imágenes excesivamente oscuras, donde no se terminaba de entender del todo la situación de cada uno y con un ritmo lento para lo que se está contando. Sé que así ocurrió y se ve el afán documentalista, pero vale la pena pensar si para ser el clímax de una película (ficción después de todo) no resulta aburrido. Quizá sí.

Por último, un apunte al asunto moral que en esta película es relevante. Parecería que los únicos que podrían ser considerados personas son los estadounidenses, los del otro bando dan un poco igual. Es más, se los representan como personas que solo gritan y  a los que hay que asesinar (cuando se matan a las esposas sin razón es terrible). Pero ya es conocimiento popular que en estado de guerra la moralidad se abandona un poco, y que lo que interesa es obtener la información y acabar con el enemigo, los medios que se usen para conseguirlo se prefieren ni conocer. Así que diez años (y varias torturas) más tarde se acaba con la vida de Osama Bin Laden, Maya queda como una heroína desconocida, y henos ahí contemplándolo todo y celebrándolo quizá sin cuestionarlo en absoluto mientras comemos palomitas. Vale la pena pensarlo.

 Juan Manuel Meneses

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Silver Linings Playbook

(2012) EE.UU.
DIRECCIÓN David O. Russell
GUION David O. Russell basado en la novela de Matthew Quick
MÚSICA Danny Elfman
FOTOGRAFÍA Masanobu Takayanagi
REPARTO Bradley Cooper, Jennifer Lawrence, Robert De Niro, Jacki Weaver, Chris Tucker, Julia Stiles

Historias de USA

—You know, for a while, I thought you were the best thing that ever happened to me.
But now I’m starting to think you’re the worst.
—Of course you do. Come on, let’s go dance.

Si pensamos en general en las películas que produce Estados Unidos, de entrada vienen a la cabeza megaproducciones con grandes efectos especiales. Sin embargo, cada vez llegan más esas películas en las que el género es indefinible, porque tienen un poco de comedia, drama… Quizás el género que mejor las podría definir sería “la vida en USA”. Un claro ejemplo de esto puede ser Little Miss Sunshine, o inlcuso American Beauty. A esta lista de películas se le podría sumar la nominada a los premios de la Academia a Mejor Película, Silver Linings Playbook. La historia de Pat (Bradley Cooper), un hombre bipolar recién salido de tratamiento que busca recuperar a su esposa, y Tiffany (Jennifer Lawrence), una joven viuda adicta al sexo; dos seres humanos que, curisosamente, lograrán ayudarse el uno al otro a pesar de sus grandes limitaciones interiores.

El filme de David O. Russell cuenta con la participación de grandes actores y unos diálogos insuperables. Estas dos cualidades son las que hacen que se hable de esta película como la posible ganadora de la estatuilla dorada (aunque personalmente espero que no lo sea). Jennifer Lawrence muestra una nueva faceta como actriz, y definitivamente se podría decir que el 2012 fue su año, con papeles en films como Los juegos del hambre donde se ganó a todo el público adolescente y popular, y ahora en Silver Linings Playbook se congració con la crítica y los “conocedores” de cine. Quizás lo único que le falta para hacer de este su mejor trabajo es una cara más adulta, pues por momentos parece muy joven para haber vivido todo lo que vivió su personaje, pero su actitud es simplemente perfecta.

Me resultó sorprendente descubrir el talento de Bradley Cooper que, con roles como este, definitivamente hace olvidar que es el mismo actor de The Hangover. Es la segunda vez que comparte pantalla con Robert De Niro –Limitless fue la primera ocasión–, sin embargo, es la primera vez que se puede decir que se ven actuando juntos. Hacen un dúo padre-hijo inmejorable. De Niro, poco se puede decir de él que no se haya dicho antes, pero en esta ocasión lo vuelve a hacer de diez. Y así podría calificar a cada uno del elenco, como a Jacki Weaver, Chris Tucker, e incluso a Julia Stiles en ese pequeño papel (y cuánta falta hacía verla en la gran pantalla rodeada de buenos actores).

La fórmula de preparar al espectador para un gran baile siempre funciona, lo vimos en la antes mencionada Little Miss Sunshine, o en otras grandes producciones más comerciales y mucho más malas como Honey, pero mantiene la atención del espectador. En este caso el baile no es nada impresionante pero verlos a ellos hacerlo, después de toda la preparación previa, es una sensación cinematográficamente gratificante. Entiendo perfectamente que el público, sobre todo el no estadounidense, pueda no disfrutar especialmente de esta película o quizás le parezca una más. Pero hay un pacto de lectura con estas películas, aquí vamos a ver un mundo un tanto exagerado, con personajes difíciles de encontrar en el día a día, pero que sí los hay, y justamente la historia deja pensando al espectador: “¿Realmente hay gente así? Yo creo que sí”. Y es que en la vida las cosas no pasan como uno lo tiene planeado, por suerte.

Juan Manuel Meneses

Todos los datos de Silver Linings Playbook