Okja

(2017) EE.UU.
DIRECCIÓN Bong Joon Ho
GUION Bong Joon Ho y Jon Ronson
FOTOGRAFÍA Darius Khondji
MÚSICA Jaeil Jung
REPARTO Tilda Swinton, Paul Dano, Jake Gyllenhaal, Giancarlo Esposito, An Seo Hyun, Lily Collins, Steven Yeun, Devon Bostick, Daniel Henshall, Yoon Je Moon

Comida para llevar

Okja es un signo de los tiempos. Una película estadounidense-coreana, producida por Netflix para su plataforma (se estrenó mundialmente en miles de dispositivos: un hecho histórico), sin que esto le quite ser un producto cinematográfico de primera línea, como se ve por su director y reparto, o porque fuera proyectada en el último Festival de Cannes, donde concursó por la Palma de Oro. Su trama es también otro signo de los tiempos: la empresa Mirando ha desarrollado una nueva raza transgénica de “súper cerdos” y, para desviar la atención del público y hacer creer que son naturales, distribuyen 26 en distintas partes del mundo para ser criados por granjeros locales. En algún lugar de Asia se cría Okja, que crece a la par que la pequeña niña Mija, hasta que la empresa pretende separarlas para llevar a Okja a Nueva York, donde concursará para ser el mejor súper cerdo… y ser degustada por el mundo entero.

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Escrita y dirigida por el coreano Bong Joon Ho (Snowpiercer, 2013), la película es una auténtica sátira, en la que se critica todo: las empresas de alimentos, los mataderos de reses, los medios de comunicación, las técnicas de marketing… pero también el estilo de vida vegano extremo, la hipocresía de parte de la sociedad o la superficialidad de algunos movimientos ecológicos. Tiene algo de King Kong (Okja es un animal enorme, parecida a un hipopótamo con orejas y tamaño de elefante, arrebatada de «su» hábitat natural para ser exhibida en la gran ciudad) y algo de películas de denuncia, concretamente Fast Food Nation (Richard Linklater, 2006) por su crítica a una producción masiva y cruel de carne de res.

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Impresiona la calidad de los efectos, pues Okja —generada por computadora— interactúa con su entorno y con los personajes con toda verosimilitud. Su fuerte, sin embargo, radica en las excelentes actuaciones. La camaleónica Tilda Swinton (entusiasta de Bong Joon Ho: aparece también en Snowpiercer y es una de las productoras de esta Okja), interpreta a Lucy Mirando, la infantil CEO de la empresa, y a su pragmática gemela Nancy; Paul Dano, siempre genial, es el líder del Frente de Liberación Animal que pretende rescatar a Okja; Jake Gyllenhaal interpreta a Johnny Wilcox, un presentador de TV fracasado que es el animador del espectáculo: un personaje que resulta tan desagradable como talentoso es Gyllenhaal quien consigue transformarse en pantalla (y a quien la Academia le debe por lo menos otra nominación desde su protagónico en Nightcrawler). Y, por supuesto, la pequeña An Seo Hyun, quien lleva gran parte de la trama pues en paralelo a Okja vive paso a paso el viaje del héroe que asegura el éxito de una historia.

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Aunque con una trama un tanto convencional y predecible, la apuesta de Netflix resultó acertada y no será la última gran película que veremos producida por el gigante del streaming. La fábula elegida, sin embargo, es bastante pesimista, pues entre tantos humanos malvados que se nos presentan la única esperanza de bien termina siendo una tierna super pig que, paradójicamente, no existe realmente: Okja.

Juan Carlos Carrillo Cal y Mayor

 

Wonder Woman

(2017) EE.UU.
DIRECCIÓN Patty Jenkins
GUION Allan Heinberg, Zack Snyder, Jason Fuchs
FOTOGRAFÍA Matthew Jensen
MÚSICA Rupert Gregson-Williams
REPARTO Gal Gadot, Chris Pine, Connie Nielsen, Robin Wright, Danny Huston, Elena Anaya, David Thewlis, Ewen Bremner

Poder femenino

La auténtica batalla entre superhéroes se juega en la taquilla. Marvel y DC Comics se han declarado la guerra, que hasta ahora gana el primero. Al menos en números. La saga de los Avengers y derivados (Marvel), aunque en mi opinión menos cinematográficas que las de Superman y Batman (DC) —estas últimas tienen guiones más sólidos y son más memorables, aunque hay que reconocer que las primeras son de enorme disfrute para el gran público—, han tenido mejores ganancias en taquilla. Así, de cara a juntar a sus personajes en las próximas películas de la Liga de la Justicia, DC leyó los signos de los tiempos y jugó la carta de la Mujer Maravilla. Y todo indica que le pegó al gordo.

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Tras la sorpresiva aparición del personaje en Batman v Superman. Dawn of Justice, esta entrega se centra de lleno en el origen de Wonder Woman, la Mujer Maravilla, como superheroína. Como el marveliano Thor, se trata de un personaje mitológico que se inserta en el mundo de los humanos; concretamente, es Diana (Gal Gadot), princesa de las Amazonas, mujeres guerreras creadas por el dios Zeus para combatir a Ares, el dios de la guerra. A su isla, ubicada en otra dimensión, consigue llegar el piloto británico espía Steve Trevor (Chris Pine), quien ha descubierto las mortíferas armas químicas alemanas elaboradas por el General Ludendorff (Danny Huston) y la Dra. Maru (la española Elena Anaya) con las que no solo ganarán la guerra sino destruirán a buena parte de la humanidad. Diana decide dejar a su gente para unirse a Steve y vencer a Ares, responsable último de toda guerra entre humanos.

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Dos elementos importantes le dan particular fuerza y atractivo a esta película. Por un lado, esta mezcla de superhéroes con película bélica de época, que en su día le funcionó al Capitán América, cuya historia de origen se ubicó en la Segunda Guerra Mundial como esta Wonder Woman en la Primera, donde la heroína se mete literalmente en la trinchera y lucha hombro con hombro con los soldados aliados. El segundo es la carta a la que apostó DC con la superheroína más popular: el feminismo. Se trata de un enfoque feminista discutible —como el que impera nuestro tiempo, por otro lado—, pues no solo busca equiparar a la figura masculina (“Yo soy el hombre que puede vencerlo”, dice Diana) sino incluso eliminarla: la protagonista proviene de una civilización donde los hombres literalmente no existen, y ella misma no fue engendrada por varón alguno. En todo caso, la trama y el personaje funcionan resultando muy actuales, y la directora Patty Jenkins hace un trabajo correcto dentro de lo esperado en una película del género.

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A eso se suma el imán en pantalla que resulta la modelo y actriz israelí Gal Gadot, que confirma ser un excelente casting para interpretar al personaje, apoyada por un conjunto de actores secundarios bien elegidos, entre los que destacan nada menos que Connie Nielsen y Robin Wright (actualmente de moda por su personaje de Claire en la serie House of Cards) como las Amazonas principales. Todo confluye en una película muy entretenida y que nos deja con mejores esperanzas para lo que vendrá en el universo de DC Comics, que a diferencia del de Marvel apenas despega. Parece que esta batalla no ha hecho más que comenzar.

Juan Carlos Carrillo Cal y Mayor

Logan

(2017) EE.UU.
DIRECCIÓN James Mangold
GUION James Mangold, Scott Frank y Michael Green
FOTOGRAFÍA John Mathieson
MÚSICA Marco Beltrami
REPARTO Hugh Jackman, Patrick Stewart, Dafne Keen, Boyd Holbrook, Stephen Merchant, Richard E. Grant

Salir en hombros

What have I become 
My sweetest friend 
Everyone I know goes away 
In the end

Hurt, Johnny Cash

El cine de superhéroes tiene para rato. Entre los distintos planes de Marvel y DC Comics respectivamente, que superan juntos la veintena de películas ya planeadas, no podemos más que esperar que no solo nos entreguen grandes efectos visuales. Por suerte, James Mangold y su magnífica Logan han decidido explorar una línea distinta. La última entrega del personaje de los X-Men —yo no diría que es parte de la saga propiamente— es oscura, fuerte (de las pocas películas de superhéroes clasificadas solo para adultos, únicamente con Deadpool), realista y, digámoslo, muy humana.

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Año 2029. Un Logan/Wolverine (Hugh Jackman) alcohólico, dañado —por dentro y por fuera— y desencantado de la vida trabaja como chofer de limosina en la frontera de Estados Unidos con México. Con sus ingresos compra medicinas para el mítico Profesor Charles Xavier (Patrick Stewart) que, ya nonagenario, vive escondido en un tanque de agua abandonado donde sufre convulsiones que, por sus poderes, resultan peligrosas en varios kilómetros a la redonda. Ellos y el albino Caliban (Stephen Merchant), que cuida al profesor en ausencia de Logan, son los únicos mutantes que quedan en un mundo poco amigable, hasta que una enfermera mexicana busca a Logan para que ayude a Laura (Dafne Keen), una niña misteriosa que tiene sus mismos poderes …e iguales garras. Y que es perseguida por un grupo paramilitar.

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James Mangold no viene del cine de superhéroes —aunque dirigió The Wolverine, la última película del personaje en solitario— y consigue imprimir este estilo distinto. Así, Logan tiene mucho de western (incluido homenaje a Shanela joya del género dirigida por George Stevens en 1953), ubicada en los grandes desiertos fronterizos. Es también una road-movie en toda regla, donde los personajes deben lidiar con el camino mientras se conocen y sortean los peligros rumbo a su destino (en este caso «Eden», donde Laura espera reunirse con otros jóvenes mutantes). La acción recuerda mucho a la estupenda Mad Max. Fury Road, con tomas más largas, violencia explícita y un protagonista con mucha mala leche que busca, casi sin saberlo, redención. De hecho no pueden ajustarle mejor las dos canciones de Johnny Cash vinculadas a la película (una en el trailer y otra en los créditos finales), tanto por su estilo y letra como el espíritu caído pero esperanzado del cantante, el «hombre de negro», un ferviente cristiano (no es casualidad que Mangold escribiera y dirigiera también la excelente biopic de Cash, Walk the Line (2005), protagonizada por Joaquin Phoenix; pero esa es otra historia).

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Clara despedida de una era de este personaje, la película carga mucha nostalgia, acentuada por las múltiples referencias a su propio universo narrativo, lo cual la hace un interesante metarrelato. Así, Logan encuentra que Laura es una ávida lectora de los cómics de X-Men; utiliza para esconderse el nombre de «James Howlett» (su nombre de nacimiento en los cómics); y un ojo avizor detectará la katana del samurái de The Wolverine en el tanque donde viven. Más entrañable resulta la referencia a la primera película —por la que el mundo conoció a un australiano llamado Hugh Jackman interpretando a Logan/Wolverine— cuando Charles Xavier le dice a Logan que lo esperan en la Estatua de la Libertad. «Eso fue hace mucho tiempo», contesta Logan (en realidad Laura esperaba en el motel «Liberty», decorado con la estatua). Y, sobre todo, la preciosa cena familiar que los personajes comparten inesperadamente con una familia típica americana, y donde se ponen a recordar esa escuela especial que el profesor dirigía… Y nos damos cuenta que estos personajes son ya cultura colectiva, son nuestros amigos secretos que, como nosotros, buscan su propia redención.

Juan Carlos Carrillo Cal y Mayor