Apocalipsis en la posverdad
Tras casi dos años de pandemia, quizá hacer una película sobre el fin del mundo no sea lo más adecuado. O sí. Porque la premisa de que dos científicos descubren que un meteorito va a impactar la tierra y aniquilar a toda la raza humana es ideal para mostrar el absurdo de cómo reacciona a ello una sociedad inmersa en la era de la posverdad: algunos lo utilizan para ganar más poder, otros para ganar más dinero. Muchos son manipulados hasta el punto de negar los datos o la existencia del meteorito que puedes ver viniendo hacia ti con tus propios ojos.
Adam McKay, proveniente de la comedia más boba, sorprendió con un giro hacia un cine ácido, cargado de crítica hacia la sociedad actual, con gran agilidad narrativa y comedia negra. Así lo hizo con La gran apuesta, en la que se centró en la crisis financiera del 2008 y sus causantes, y después con Vice en la que arremetió contra la figura del ex-vicepresidente norteamericano Dick Cheney. En ambas tuvo un reparto estelar y cosechó premios y nominaciones, Óscar incluido. Esta vez repite el modelo con una trama que, si bien es ficción, está impregnada de críticas a la actualidad, específicamente a la norteamericana y con un sesgo bastante marcado —la historia la escribió junto con David Sirota, un periodista que entre otras cosas escribía los discursos de campaña del candidato demócrata Bernie Sanders— en el que no es difícil ver trasuntos del manejo de la pandemia del COVID por parte del gobierno de Donald Trump, o de su actitud y la de algunos de sus partidarios respecto al cambio climático, una causa de la que es embajador internacional Leonardo DiCaprio, protagonista de la cinta.

Más allá de la crítica política, la cinta da en el clavo de muchos de nuestros problemas en una era de sobreinformación y confusión, en la que no importa la verdad sino los juegos de poder y de dinero. Son geniales —y aterradores cuando pensamos que no se separan tanto de la realidad— roles como el de la Presidente de Estados Unidos, del partido republicano, interpretada por Meryl Streep, así como su hijo de pocas luces (y jefe de gabinete) interpretado por Jonah Hill, o el del magnate tecnológico que interpreta Mark Rylance, una mezcla de Steve Jobs, Mark Zuckerberg, Elon Musk y Jeff Bezos. Son solo parte de un elenco de estrellas encabezado por el mencionado DiCaprio y Jennifer Lawrence (los científicos protagonistas) y que incluye hasta a Timothée Chalamet.

Con referencias cinematográficas obvias como las de Armageddon y el cine de catástrofes de Roland Emmerich, quizá en su intención y tono se acerque más a Melancholia de Lars Von Trier. El cine de McKay cumple siempre en risas y en ritmo, con la ventaja de que esta vez no se mete tanto en complicaciones financieras como en La gran apuesta o en intrigas políticas tan específicas como en Vice. Si bien centrada en la sociedad estadounidense —como en otras cintas del fin del mundo, por «mundo» siempre hay que entender Estados Unidos— destaca mucho la reflexión que lleva de fondo y que sale natural: cuando tienes la muerte inevitable en las narices, uno vuelve a lo esencial, buscar a la propia familia y rezar reconociendo que en realidad lo teníamos todo y no lo supimos valorar.

(2021) EE.UU.
DIRECCIÓN Y GUION Adam McKay
HISTORIA Adam McKay y David Sirota
FOTOGRAFÍA Linus Sandgren
MÚSICA Nicholas Britell
REPARTO Leonardo DiCaprio, Jennifer Lawrence, Meryl Streep, Cate Blanchett, Rob Morgan, Timothée Chalamet, Jonah Hill, Mark Rylance, Tyler Perry, Ron Perlman, Ariana Grande