La teoría del todo

(2014) EE.UU.
DIRECCIÓN James Marsh
GUION Anthony McCarten basado en el libro de Jane Hawking
MÚSICA Jòhann Jòhannson
FOTOGRAFÍA Benoît Delhomme
REPARTO Eddie Redmayne, Felicity Jones, Charlie Cox, Emily Watson, Maxine Peake

La ciencia y el amor

Stephen Hawking es uno de los científicos divulgativos más populares de nuestro tiempo, tanto por sus propuestas sugerentes –como se ve, por ejemplo, en el título de su bestseller (Una breve historia del tiempo), realmente aspira a una teoría del todo– como por su público ateísmo y su tenaz lucha contra la enfermedad motoneuronal crónica que padece, que lo ha ido paralizando hasta el punto de tener que comunicarse a través de un aparato generador de voz.

Qué duda cabe que estamos ante una historia de superación, digna de llevarse a la gran pantalla, con todo el reto que siempre supone un biopic basado en la vida de alguien todavía vivo. Lo cierto es que el propio Stephen Hawking se mostró satisfecho con la película, y por lo mismo autorizó que se utilizara su voz computarizada (que está patentada y tiene derechos de autor). La historia se centra tanto en el científico como en su primera esposa, Jane, en cuyas memorias está basado el guion. En efecto, la historia de superación tiene tanto mérito del implicado como de la mujer que lo sacó adelante –conociendo su enfermedad desde antes de casarse– con puro amor y sacrificio, cosa que la película refleja bastante bien.

Dirigida por James Marsh –director célebre por documentales, como Man on Wire (2008) por el que ganó el Oscar–, la película tiene una factura impecable, en la que destacan la fotografía y la música; un conjunto que recuerda a la oscarizada A Beautiful Mind (2001), otro biopic contemporáneo centrado en la relación de amor y fidelidad de un prestigioso científico enfermo y su esposa. Sin embargo, su mayor fuerte son las actuaciones, pues Eddie Redmayne (Les Miserables, Mi semana con Marylin) hace un trabajo asombroso al reflejar el avance de la parálisis de Hawking y sus sentimientos –un merecido Oscar que probablemente no le sea negado–, y la también nominada y hasta ahora poco conocida Felicity Jones hace otro tanto como la abnegada esposa del científico.

Quizá el mayor peligro de una película de estas características es el encumbrar al personaje como si no tuviera defecto alguno. No es el caso: sin quitar el mérito a Hawking, son patentes sus defectos de carácter; aunque, todo sea dicho, quizá gran parte de la sociedad actual no los vea como tales. Se aborda también su ateísmo, en contraste con la firme fe de su esposa (cristiana evangélica), que nunca pierde la esperanza de que su marido sea convierta. Y es el personaje de ella el que termina por resultar más atractivo. Como dice el acertado promocional de la película: “La mente de él cambio nuestro mundo, el amor de ella cambió el de él”.

Juan Carlos Carrillo Cal y Mayor

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Whiplash

(2014) EE.UU.
DIRECCIÓN Damien Chazelle
GUION Damien Chazelle
MÚSICA Justin Hurwitz
FOTOGRAFÍA Sharone Meir
REPARTO Miles Teller, J.K. Simmons, Paul Reiser, Melissa Benoist, Nate Lang, Chris Mulkey

El mejor baterista

Una de las sorpresas cinematográficas del año ha sido Whiplash, del joven director Damien Chazelle –el guion también es suyo– quien en su día estudiara para ser baterista de jazz. La historia se basa, en parte, en su experiencia; hace un año hizo el cortometraje Whiplash, que ahora adapta a un excelente largometraje.

Andrew Neyman (Milles Teller) es un joven estudiante de batería en el prestigioso conservatorio Shaffer de Nueva York. Ahí empieza a ser dirigido por Terence Fletcher (J.K. Simmons), un maestro exigente más allá del sentido común a quien no le importa llegar a la violencia y la crueldad con tal de sacar lo mejor de sus músicos. La obsesión de ambos –Neyman realmente quiere ser el mejor baterista de jazz del mundo– irá creciendo en una intensa espiral.

Siendo una historia más bien simple, distintos elementos hacen que el resultado sea atrapante. En primer lugar, las actuaciones de los protagonistas: el joven Miles Teller (que sí toca la batería; no al grado al que se nos presenta en la historia, pero es él quien toca) y un agresivísimo J.K. Simmons (por esta interpretación ganador del Globo de Oro y ahora nominado al Oscar). Aunque hay que decir –y es un asunto que viene planteado desde el guion y la dirección– que ambas interpretaciones resultan excesivas. Me explico: un grito o un episodio de llanto, puntuales, resultan poderosos; cuando toda la película son gritos y emociones hiperbólicas, pierden su intensidad (y quizá por eso Chazelle no alcanzó la nominación de dirección). Muy distintas, por ejemplo, y más efectivas son las actitudes contenidas de Foxcatcher, otra historia de obsesión discípulo-maestro.

Lo cierto es que todo eso queda envuelto y superado por las dos grandes virtudes de Whiplash: la excelente banda sonora (toda la película es una celebración del virtuosismo del jazz en su nivel más alto), y una edición tan hábil que sabe hacerse patente cuando es necesario, jugando con los fabulosos ritmos del jazz, y casi invisible cuando tiene que serlo, hasta el punto de hacernos creer que Miles Teller puede tocar un increíble solo de batería (que vemos en continuidad de cinco minutos en pantalla cuando en realidad tardó dos días en rodarse).

Y una última lanza a favor de esta historia, pues en los tiempos que corren –en los que gran parte de la sociedad occidental se ve imbuida por el conformismo, el mínimo esfuerzo y la cultura del confort (especialmente la gente joven)– nos presentan a dos personajes que –defectos aparte, que los tienen y patentes– están dispuestos, uno a sacrificar todo por alcanzar un ideal bien alto, y el otro a exigir sin piedad alguna para encontrar a alguien realmente extraordinario. Como dice este insólito maestro, no hay dos palabras que hagan más daño que “buen trabajo”.

Juan Carlos Carrillo Cal y Mayor

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The Imitation Game

(2014) EE.UU.

DIRECCIÓN Morten Tyldum
GUION Graham Moore basado en el libro de Andrew Hodges
MÚSICA Alexandre Desplat
FOTOGRAFÍA Óscar Faura
REPARTO Benedict Cumberbatch, Keira Knightley, Matthew Goode, Rory Kinnear, Charles Dance

Un héroe muy actual

Cuando se conoce la vida de Alan Turing, resulta llamativo que hasta ahora no se haya hecho una película basada en su biografía. Genio matemático de extraña personalidad, es considerado el padre de la computación –¡nada menos!– y precursor de la inteligencia artificial; durante la Segunda Guerra Mundial consiguió descifrar el “Código Enigma”, que los nazis utilizaban en sus comunicaciones: una contribución decisiva para la victoria de los aliados. Más tarde sería condenado penalmente por su homosexualidad y sometido a una castración química. Dos años después, se suicidó. En diciembre de 2013 la Reina Isabel II lo exoneró póstumamente de los cargos en su contra.

La película de Morten Tyldum tiene pues un excelente caldo de cultivo, especialmente para los gustos de la Academia (8 nominaciones a los Oscars). Y, con todo, no carga las tintas: Alan Turing se nos presenta como una persona peculiar, de trato difícil y poca empatía humana, pero sobresaliente por la genialidad de su mente. A eso contribuye la interpretación de Benedict Cumberbatch, que no se caracteriza por la “normalidad” de sus interpretaciones, con su voz sobrehumana y su mirada que se antoja casi alienígena. Su Turing es extraño, sin embargo, al parecer, Turing era realmente extraño.

La parte emocional, por tanto, corre más a cargo del personaje de Joan Clarke (Keira Knightley, acreedora a una nominación no muy merecida), colaboradora y amiga de Turing: una mujer luchadora e independiente que destaca también por su intelecto y hace de traductora emocional del matemático. La faceta afectiva de la homosexualidad de Turing se enfoca más en los flashbacks de sus años de escuela, donde se presenta como una amistad profunda más que una relación sensual o pasional.

El tipo de película no nos es ajeno: un biopic del siglo XX ubicado en ambientes universitarios, similar a Una mente brillante o su actual rival La teoría del todo. En ese sentido el noruego Tyldum cumple correctamente en la dirección, con talentosos colaboradores como el imprescindible compositor Alexandre Desplat, entre otros. El guion, adaptación de un libro, acierta al contar en paralelo la hazaña de Turing descifrando el Código Enigma, la relación con su amigo en sus años escolares y la investigación que lo procesará por el delito de “perversión”, confluyendo las tres líneas en un mismo clímax.

The Imitation Game defiende, pues, valores muy en boga (los derechos de los homosexuales y el feminismo, de entrada) y lo hace desde una historia real, relevante y poco contada hasta ahora, que además es de época y se permite tensión, drama e incluso humor. En ese sentido da en el blanco, y no puede ocultar que sigue la receta para gustarle a la Academia. Está por ver si lo logrará del todo.

Juan Carlos Carrillo Cal y Mayor

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Foxcatcher

(2014) EE.UU.
DIRECCIÓN Bennett Miller
GUION E. Max Frye y Dan Futterman
MÚSICA Rob Simonsen
FOTOGRAFÍA Greig Fraser
REPARTO Steve Carell, Channing Tatum, Mark Ruffalo, Sienna Miller, Vanessa Redgrave

Historia de una obsesión

Un caso real: 1988. El atleta Mark Schultz, campeón de lucha grecorromana que ha vivido siempre al amparo –y a la sombra– de su hermano luchador Dave, es convocado por el excéntrico multimillonario John du Pont para representar a Estados Unidos en las Olimpiadas con su equipo “Foxcatcher”. La relación entre los tres, dominada por el poder político y monetario de Du Pont y su personalidad obsesiva y acomplejada, se convierte en una auténtica bomba de tiempo.

El estar basada en una trágica historia real –John du Pont murió en prisión en 2010 condenado por homicidio– le da a Foxcatcher suficiente interés, el cual fue aprovechado por la diestra dirección de Bennett Miller (mejor director en Cannes por esta película y nominado al Oscar) que, como hiciera en Capote y en Moneyball, entrega una película sobria a la par que muy intensa.

Y en esa contenida línea –subrayada por la música de Rob Simonsen– van las actuaciones de Channing Tatum (Mark Schultz), Mark Ruffalo (Dave Schultz) y Steve Carell (John du Pont); los dos últimos, nominados al Oscar. Especial aclamación ha tenido la interpretación de Carell, a quien estábamos acostumbrados a ver en comedias de las más físicas (Virgen a los 40; Anchorman; SuperAgente 86; Crazy, Stupid, Love o la serie The Office), aunque también hubiera mostrado una faceta más dramática en ocasiones (Dan in Real Life; Little Miss Sunshine). Aquí su John du Pont es enigmático y deleznable, lastimoso y cruel, inadaptado y abusivo. Súmese el maquillaje para asemejarlo al personaje real y tenemos un papel más que convincente.

Una historia psicológica, pues, y en mucho representativa de la sociedad norteamericana. Sutil y contenida, como suelen ser las tragedias de la vida real, funciona como una olla exprés que burbujea y va chillando en un tenso crescendo. Opta por decir muy poco para conseguir decir mucho, y todos sus elementos aportan a tan bello reto. En fin, no con mucha frecuencia encontramos películas que, sin traicionar la verdad, nos enfrentan a los misterios del alma humana. Y cuando las encontramos, conseguimos vernos a nosotros mismos.

Juan Carlos Carrillo Cal y Mayor

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Big Hero 6

(2014) EE.UU.
DIRECCIÓN Don Hall y Chris Williams
GUION Jordan Roberts, Daniel Gerson, Robert L. Baird, Paul Briggs y Joe Mateo basados en los personajes de Duncan Rouleau y Steven T. Seagle
MÚSICA Henry Jackman

Más es menos

Basada en los comics de Marvel, Big Hero 6 se sitúa en la original ciudad de San Fransokyo -interesante híbrido que resume las dos tradiciones que confluyen en esta película- y narra las aventuras de un joven prodigio, Hiro Hamada, que aprende a utilizar su ingenio tecnológico con la ayuda de su hermano mayor Tadashi para realizar un proyecto de microrobots que lo hará ganarse la admiración de muchos. De la historia poco más será revelado.

Quizás a muchos les resulte predecible y simple, pero como se dice, ya todas las historias han sido contadas, lo importante es cómo se cuente… y el encanto que tengan los personajes. En este sentido, Big Hero 6 definitivamente sobrepasa cualquier expectativa, pues cada uno de estos personajes se vuelven entrañables. Si alguno chirría es el villano, que no termina de ser del todo creíble: no es el malo-malísimo que estamos acostumbrados a ver,  y sus motivaciones no están bien construidas. Y definitivamente la gran sorpresa es el personaje de Baymax; quién iba a decir que un personaje «sin gracia» (un robot inchable con voz mecánica y expresión mínima, que en su tamaño y bondad sabe a homenaje del vecino Totoro de Miyazaki) podía convertirse en algo más. Y es justamente ahí donde está la clave de la película: no se debe tener un poder extraordinario para ser un superhéroe, se debe tener ganas de hacer algo y con eso ya se tiene casi la batalla ganada (ahora bien, si eres un genio como estos personajes, mucho mejor).

Tal como ya nos tiene acostumbrados Disney, la carga dramática de este filme es pesada, Hiro no ha tenido una vida sencilla, y debe luchar con pérdidas terribles. Parece mucha coincidencia que los personajes de estas películas animadas sean huérfanos. Podemos poner como ejemplo reciente a Elsa y Anna de Frozen, o remontarnos a los clásicos como El Rey León; quizás sea simplemente porque momentos así en la vida son los que hacen cambiar y hacen que los personajes tengan que tomar el control y verdaderamente vencer al enemigo. Sea por los motivos que fuesen, es raro ver en este tipo de películas una familia completa.

En fin, si una película tiene la firma Disney se da por sentado que la animación va a ser excelente, y cumplirá completamente las expectativas. No solo sorprende a los niños sino al público en general. Es como si se hubiese sumado la experiencia de Pixar y Marvel y este es el resultado. Este film se suma al listado de películas de animación que hace que cada vez se le de más importancia a este género (infantil ya solo en su origen), y que “sorpresas” como Toy Story 3 -nominada a mejor película del año en los Oscars del 2011- se sientan como lo correcto.

Juan Manuel Meneses

Todos los datos de Big Hero 6