Una de dioses
Thor aparece en esta su cuarta película como personaje central, y su octava en el Universo Cinematográfico de Marvel, del que esta es la 29º película (pero ya quién las cuenta). El repunte de su fama se lo debe el arrogante dios del trueno a su cinta anterior, Thor: Ragnarok, en la que se dio un exitoso giro hacia la comedia gracias a Taika Waititi, quien la escribió y dirigió, y que ahora vuelve al frente de la nave. Si Ragnarok fue divertidísima, absurda, brillante —no tenía nada que perder— esta es un poco más floja al intentar conciliar conflictos más profundos y líneas argumentales más serias, pero el toque de Waititi se mantiene y el humor, la acción y el entretenimiento no decaen.

Dejamos al superhéroe, tras la batalla definitiva contra Thanos en Avengers: End Game, gordo y uniéndose a los Guardianes de la Galaxia. En ese punto lo retoman aquí, vacío y sin un propósito claro, lo que vendrá a ser cambiado por el regreso de su ex novia, Jane Foster (Natalie Portman) —convertida ahora en una versión femenina de Thor, tal como había sucedido en los cómics— y por la aparición de un villano que viene dispuesto a eliminar a todos los dioses del universo. La comedia no falta, ya sea en el personaje del arrogante Zeus (un ridiculísimo Russell Crowe con barriga, faldita y un acento extranjero); en el ya conocido Korg que interpreta el propio Waititi; en las cabras que obsequian a Thor (que gritan como las de los videos virales de cabras que gritan) o los cameos de Matt Damon, Melissa McCarthy y Sam Neil. Algunos detalles son muy buenos como la estética fantasiosa ochentera (también evidente en las canciones y en los créditos), el fragmento en blanco y negro, o el papel de los niños asgardianos.

Se intentan insertar conflictos, como dije, más serios, y es ahí donde la película no termina de cuajar. Jane tiene un cáncer avanzado que es lo que la lleva a buscar salud en Asgard y encuentra su llamado como portadora del mítico martillo Mjölnir. Por su parte, el villano Gorr (interpretado nada menos que por Christian Bale, un camaleón de la pantalla) es un fanático religioso traicionado por sus dioses que, en venganza, decide eliminarlos a todos (con una espada que se lo permite). Irónicamente, en un universo repleto de dioses, se concluye que tener un sentido religioso es de gente ilusa, aunque el mensaje es que la verdadera fuerza es el amor: cómo se entienda eso es otra cosa, pero al menos los valores universales siguen siendo los de los finales felices.

(2022) EE.UU.
DIRECCIÓN Taika Waititi
GUION Taika Waititi y Jennifer Kaytin Robinson
FOTOGRAFÍA Barry Idoine
MÚSICA Michael Giacchino y Nami Melumad
REPARTO Chris Hemsworth, Natalie Portman, Christian Bale, Tessa Thompson, Taika Waititi, Russell Crowe