Nope

Filmar lo imposible

El cineasta y comediante Jordan Peele confirma su estilo y su capacidad de sorprender en este su tercer largometraje. Tras dar la sorpresa al saltar a la silla del director con la excelente Get Out (que le valió el Oscar al Mejor guion), no decepcionó con una fórmula similar con Us. En Nope, nuevamente presenta una cinta de suspenso que roza el terror pero que se permite insertar elementos de comedia, con unos protagonistas afroamericanos en una trama impredecible que va sorprendiendo a cada paso. Lo mejor es ver la película sin saber más que esto y en la pantalla más grande posible, pero escribo para quienes ya la vieron o para quienes quieren más referencias.

Jordan Peele eligió a Daniel Kaluuya, el mismo actor protagonista que en su ópera prima Get Out

OJ (Daniel Kaluuya) y Emerald (Keke Palmer) son dos hermanos que, tras la extraña muerte de su padre, intentan sacar adelante su rancho y el negocio de entrenar a los caballos para filmaciones. Pero algo que se esconde en el cielo empieza a perturbar y a desaparecer a los caballos. La cinta se inserta así en el subgénero del cine de extraterrestres, y lo hace de un modo bastante original, alejándose de las representaciones clásicas de alienígenas invasores —como hizo también Arrival— pero en este caso alejándose también de presentarlos como inteligentes aliados. Nope trata de un gran depredador extraterrestre, salvaje, inmenso, terrible y hermoso al mismo tiempo.

La fotografía es brillante tanto en las anaranjadas escenas de día como en las azules de noche

Pero el tema de la película, como lo anuncia la sugerente cita bíblica del arranque, es el espectáculo. Cómo los seres humanos queremos apoderarnos de lo indómito para convertirlo en un espectáculo. Y el riesgo que eso conlleva. Es el mensaje de la impactante anécdota del chimpancé en el set con el que carga el personaje de Ricky «Jupe» Park (Steven Yeun) y que él mismo intenta de nuevo con el fenómeno extraterrestre. La cinta es también un homenaje al cine con múltiples referencias, desde el célebre experimento de Muybridge que antecede el origen del cine (una serie de fotografías de un hombre montando un caballo a galope, que proyectadas con velocidad dan la sensación de movimiento que lo inició todo) hasta la aparición de múltiples formatos y cámaras dentro de la propia historia, pues sus protagonistas se dedican todos al mundo del espectáculo.

Esta secuencia merece pasar a la historia del cine

La cinta es en sí misma asombrosa visualmente, pues la fotografía de Hoyte Van Hoytema logra cosas tan increíbles como que el mismo «monstruo» se esconda, literalmente, en el cielo. Brinda así distintas imágenes icónicas, como el platillo volador chorreando sangre sobre la casa, o el protagonista azuzándolo a caballo rodeado de muñecos de colores de esos que bailan con un generador de aire. Hitchcock, con quien se ha comparado a Jordan Peele como cineasta, estaría orgulloso de cómo han evolucionado secuencias suyas como la del avión en North by Northwest (Con la muerte en los talones), que es imposible no ver como referencia del tercer acto de Nope. El sonido juega también un papel fundamental, tanto por la música de Michael Abels como por el manejo que hace de los silencios. En fin, el título en sí mismo es bastante ocurrente, sin dar demasiadas pistas de una película que es original, desde luego entretenida, y bastante sugerente.

Me quede así

(2022) EE.UU.
DIRECCIÓN Y GUION Jordan Peele
FOTOGRAFÍA Hoyte Van Hoytema
MÚSICA Michael Abels
REPARTO Daniel Kaluuya, Keke Palmer, Brandon Perea, Michael Wincott, Steven Yeun, Keith David

Elvis

La tragedia de un ícono

Varias veces se había planteado el proyecto de hacer una biopic del icónico Rey del Rock and Roll. Finalmente, el reciente éxito de las películas biográficas de Freddy Mercury y de Elton John hizo casi inevitable esta película que tomó entre manos el australiano Baz Luhrmann, director con un estilo muy marcado que firma con Elvis su sexto largometraje. El muy deseado rol protagónico (fueron considerados Harry Styles, Ansel Elgort y Milles Teller) recayó en Austin Butler quien hace el papel de su carrera logrando un gran parecido al Elvis real, incluso cantando en la primera mitad de la cinta, si bien la solera recae en Tom Hanks que, muy maquillado, interpreta al manipulador manager del artista.

El mito de Elvis comenzó con sus bailes, para muchos escandalizantes en esa época

Elvis Presley creció en un barrio de afroamericanos, en una familia unida aunque de pocos recursos, y desde muy joven incursionó en la música country —la más popular en los primeros años 50’s— mezclándola con los ritmos que escuchó en su infancia como el gospel o el blues, eso sí, con mucho ritmo y una transformación en el escenario que volvía locas a las muchachas. Tempranamente fue «descubierto» por el Coronel Tom Parker, un astuto embaucador de circos ambulantes que primero pensó en Elvis como una atracción de feria, hasta que se dio cuenta de lo que tenía entre manos. La película, como era de esperar, glorifica al cantante y demoniza al manager, a la vez que recorre con detalle la carrera de Elvis, mezclándola con los principales cambios sociales de esa época en Estados Unidos como la inconformidad de la comunidad afroamericana (y el asesinato de Martin Luther King) o la liberación sexual y de costumbres de la juventud, y el protagonista es mostrado como un abanderado de ambas causas.

El personaje de Tom Hanks es tanto o más protagonista que el propio Elvis

Como muchas películas biográficas, la cinta es un poco larga pues necesariamente abarca un largo periodo de tiempo. Las fechas son un poco confusas, si bien el estilo del director enfatiza con el montaje algunas constantes en la vida del protagonista: su cercanía con su madre, su afán de autenticidad, su entrega a su público. Visualmente es grandiosa y casi barroca, como suele ser el cine de Baz Luhrmann, con tomas rocambolescas que se apoyan en lo digital, música continua y voces en off y un diseño de producción y de vestuario que es de Oscar. La banda sonora explota, naturalmente, los éxitos del Rey, además de la música orquestal que acompaña las escenas más dramáticas e incluso música de esta década que de modo anacrónico subraya algunos ambientes, como también hizo el director en Moulin Rouge o más recientemente en El Gran Gatsby.

La cinta explica por qué el Rey del Rock se centró en Las Vegas y nunca salió de EE.UU.

Elvis tiene ya su biopic y es una bastante decente, que reivindica su figura como la de muchos artistas que dejaron un legado cultural a pesar de sus complicaciones con la fama y los intereses de quienes los rodean. Es también un espectáculo visual y sonoro que será más atractivo para los interesados en la vida de este ícono de la cultura estadounidense o de la evolución de la sociedad en ese país durante el siglo pasado.

(2022) EE.UU.
DIRECCIÓN Baz Luhrmann
GUION Baz Luhrmann, Jeremy Doner, Sam Bromell, Craig Pearce
FOTOGRAFÍA Mandy Walker
MÚSICA Elliott Wheeler
REPARTO Austin Butler, Tom Hanks, Olivia DeJonge, Richard Roxburgh, Helen Thomson, David Wenham, Kodi Smit-McPhee, Dacre Montgomery