Skyfall

(2012) EE.UU.
DIRECCIÓN Sam Mendes
GUIÓN Neal Purvis, Robert Wade, John Logan
MÚSICA Thomas Newman
FOTOGRAFÍA Roger Deakins
REPARTO Daniel Craig, Judi Dench, Javier Bardem, Naomie Harris, Ralph Fiennes, Ben Whishaw

Vino nuevo en odres viejos

A pesar de que mucho se ha perdido, queda mucho;
y, a pesar de que no tenemos ahora el vigor
que antaño movía la tierra y los cielos,
lo que somos, somos:
un espíritu ecuánime de corazones heroicos,
debilitados por el tiempo y el destino, pero con una voluntad decidida
a combatir, buscar, encontrar
y no ceder.
Alfred Tennyson

Resulta sorprendente que un personaje pueda sobrevivir por cincuenta años y siga llenando salas de cine. Y es que 007, a pesar de que no todas sus películas han sido buenas, cautiva a todos, y no es precisamente por la historia o el contenido, sino porque representa algo que de cierta forma ha marcado a muchas generaciones. Muy grosso modo se puede decir que los hombres quieren tener algo de James Bond, y las mujeres quieren tener a un “James Bond” a su lado.

Pero lo que hace particular a esta última entrega es la historia. A diferencia de las otras, el eje no es salvar el mundo, sino los propios personajes, su pasado. Por fin gana protagonismo M (Judi Dench) y se conoce más sobre la vida de James Bond. Salvando las distancias, recuerda a The Dark Knight: un villano con tanta profundidad, y tan bien interpretado, en este caso por Javier Bardem, además de buenos diálogos, breves y claros, con momentos como en el que M recita el poema de Tennyson, sin ningún otro ruido, entrelazándose con otras imágenes. Además se habla del grupo de las Sombras, y cómo un héroe (Bond) debe hacer ciertas cosas erróneas y dejar de ser la persona que todos esperan para poder salvar a los que le rodean.

Con las películas de James Bond, los espectadores están acostumbrados a ver una película de acción y olvidarse de la trama; intenta impresionar y no busca más. Pocas veces se encuentra una película de este género tan bien cuidada, con una dirección de fotografía muy trabajada, y muy pensada, escenas como la pelea en Shanghai o el momento del incendio, todo cubierto de ese humo rojo.

Es claro que James Bond vive una época de transición con nuevos personajes. Quizás por eso algunos fanáticos  echen en falta un par de clásicos, como es el caso de que existen dos mujeres, que se peleen por el “amor” de Bond. Es más, Daniel Craig es el primer 007 que realmente se enamora (Casino Royale) y en esta película parece que no tuviese sentimientos hacia la pobre mujer que incluso parece que tuvo un pasado terrible en el mundo de la prostitución: se cae un poco el mito de “galán”.

En resumen, estamos ante una película de transición y adaptación. Así, el Q más joven hasta ahora (interpretado por Ben Whishaw) dice a Bond: “La edad no es garantía de eficacia”, a lo que el agente responde: “Y la juventud no es garantía de innovación”. Tradición y originalidad: hay que saber apreciar lo mejor de cada una y conseguir una buena unificación, y en general me parece que la última y peculiar entrega de 007 lo consigue con nota.

Juan Manuel Meneses

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Declaración de guerra

(2011) Francia
DIRECCIÓN Valérie Donzelli
GUIÓN Valérie Donzelli, Jérémie Elkaïm
FOTOGRAFÍA Sébastien Buchmann
REPARTO Valérie Donzelli, Jérémie Elkaïm, César Desseix

En el frente

Últimamente el cine francés está trayendo nuevas propuestas con las que impresiona a la audiencia, muchos recordaran Intocable, o la última ganadora del premio de la Academia a Mejor Película, The Artist. Comparar Declaración de Guerra con las antes mencionadas sería un tanto exagerado; sin embargo, sí muestra una nueva forma de contar una historia que ya hemos visto en otras ocasiones.

La joven pareja formada por Romeo (Jérémie Elkaïm)  y Julieta (Valérie Donzelli) –nombres bien conocidos por todos aunque en este caso no guarden ninguna relación con Shakespeare– se conocen en un bar. Llevan un romance apasionado: toda su historia se cuenta con una secuencia de montaje rápida. Esa es una de las características más relevantes de esta película, la historia es veloz y sin muchos preámbulos llegamos al tema principal de la película: los jóvenes enamorados tienen un hijo, Adam, y a muy corta edad descubren que tiene un tumor en el cerebro. Suena fuerte y podemos pensar que es un film para llorar. Pero no, he ahí lo original. Y es que estos montajes hacen más digerible la historia, ya que todo ocurre ágilmente, por decirlo de alguna manera “no te da tiempo a sufrir mucho”, y no tendrían tanta fuerza si no fuese por la música, en su mayoría instrumental. Ritmos que contrastan con las imágenes y te ayuda a meterte en la mente de los personajes.

Con Romeo y Julieta se puede identificar casi toda la audiencia, son jóvenes, con sueños, sin mucho dinero, “normales”, no tienen ningún tipo de súper poder, se cansan, tienen dudas, cometen errores… en resumen, son humanos. Pero deciden afrontar la enfermedad, luchar por la vida de su hijo. Hay escenas que reafirman su humanidad, cuando el pequeño ya se encuentra enfermo los padres van a una fiesta, se emborrachan, bailan, por un momento es como si se hubiesen olvidado de Adam, pero luego Romeo llora. Y es que cuando se pasa por mucha presión es difícil controlar las emociones. Julieta decide correr por los pasillos de la clínica, como si intentase escapar, pero vuelve, o en otro momento a pesar de no ser católica reza un Ave María, cree que no pierde nada, un “por si acaso”. A los seres humanos les cuesta abrir los ojos y ver el problema, aceptarlo, pero lo terminan haciendo. Y esto es lo increíble de esta película: retrata a las personas con mucha precisión, omitiendo el padre-héroe al que nos tiene tan acostumbrado el cine estadounidense. Quizás los personajes estén tan bien representados porque los guionistas son los propios actores, y la actriz, Valérie, es también la directora del film.

Lo más llamativo es que sabes que todo lo que estás viendo es un flashback: desde el primer minuto te presentan a Adam de unos 5 años, y sabemos que no va a morir hasta al menos cumplir esa edad. Pero igualmente la directora Valérie Donzelli consigue que el espectador se preocupe por cada una de las noticias que ofrecen los doctores a Romeo y Julieta. Es un largo flashback, en el que al final el público vuelve al presente, sin embargo esa parte no la contaré. Deben verla.

Juan Manuel Meneses

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