(2015) EE.UU.
DIRECCIÓN Pete Docter y Ronaldo del Carmen
GUION Pete Docter, Ronaldo del Carmen, Josh Cooley y Meg LeFauve
MÚSICA Michael Giacchino
REPARTO Amy Poehler, Phyllis Smith, Richard Kind, Bill Hader, Lewis Black, Mindy Kaling, Kaitlyn Dias, Diane Lane, Kyle MacLachlan
Catársis de emociones
Está de sobra decir que las películas que periódicamente nos entrega la mancuerna Disney-Pixar (más por Pixar que por Disney, y eso es decir mucho) son una garantía. Por encima de una animación fabulosa ponen siempre la calidad de la historia, sabiendo que el guion es la clave de cualquier proyecto cinematográfico. Muchos dicen que algún día terminarán por decepcionarnos… Pues con Inside Out ese día aún no ha llegado.
El título resulta bastante explícito. En España traducido de modo literal (Del Revés) y en Hispanoamérica con un juego de palabras (Intensa Mente), hace referencia a conocer lo que hay en nuestro interior. Si es claro que el cine nos ayuda a conocernos, aquí se toma de modo literal planteando una historia donde los personajes son las emociones que gobiernan la mente de Riley, una niña de 11 años: Alegría, Tristeza, Ira, Miedo y Desagrado.
Qué duda cabe que una historia así es un riesgo. Preocuparía que no pase de una metáfora simpática para usar en clases de cómo funciona el comportamiento humano. El reto estaba en hacer con eso una historia memorable… y los chicos de Pixar son muy amigos de los retos. Así, de entrada plantean de un modo accesible las reglas del juego: cómo funciona la mente en este universo narrativo concreto, con «pensamientos centrales», «islas de personalidad», el «tren del pensamiento», «producción de sueños»… todo a partir de los recuerdos que se crean para luego solo conservarse los importantes y desecharse la gran mayoría; aunque evidentemente esto implica ya cierta complejidad: los niños menores de 8 años es difícil que se enteren, aunque se entretendrán igualmente.
A partir de ahí seguimos la doble trama de la vida de Riley -que se muda con sus padres de Minnesota a San Francisco- y lo que sucede en su cabeza que es otro viaje, el de Alegría y Tristeza por volver al Cuartel central de donde salieron por accidente con una serie de consecuencias fáciles de imaginar. El humor no falta -todos los que interpretan las voces de las emociones en la versión original son comediantes reconocidos en Estados Unidos- y alguna lágrima tampoco.
El éxito está en que, más allá del cliché, sí hay una explicación bastante satisfactoria de cómo funciona el comportamiento humano -descender a detalles antropológicos y psicológicos de qué tan precisa es, escapa al propósito de esta crítica- y pienso que esto, además de entretener, ayuda. Ayuda saber que una pasión nuestra puede mandar sobre las otras ante un estímulo concreto; o que según la personalidad de alguien es una la pasión dominante y no otra, sin que las demás dejen de intervenir. Ayuda saber que no hay pasiones malas, que a la tristeza -por ejemplo- no hay que aislarla e inhabilitarla para ser feliz, sino saber aprovecharla del modo adecuado. Ayuda ser consciente de que las crisis ayudan a madurar. Ayuda darse cuenta de que la familia es una de las bases de una existencia feliz, y que es una base que se puede venir abajo por nuestras acciones libres. Y si una película ayuda a vivir mejor, además de entretener mientras cuenta una historia (que es su razón de ser), realmente hay mucho que agradecer. Así que Pixar, una vez más, gracias.
Juan Carlos Carrillo Cal y Mayor