Exodus: Dioses y Reyes

(2014) EE.UU.
DIRECCIÓN Ridley Scott
GUION Steven Zaillian, Jeffrey Caine, Bill Collage, Adam Cooper
MÚSICA Alberto Iglesias
FOTOGRAFÍA Dariusz Wolski
REPARTO Christian Bale, Joel Edgerton, Ben Kingsley, John Turturro, Aaron Paul, Sigourney Weaver, María Valverde

Vuelve Moisés

La conocida historia bíblica de la liberación y salida de Egipto del pueblo hebreo es una trama épica que ha sido llevada al cine en muchas ocasiones. Las más destacadas han sido la versión muda de Cecil B. DeMille (1923), el famoso remake del mismo DeMille: Los diez mandamientos (1956), con Charlton Heston en el papel de Moisés, y la fabulosa versión de DreamWorks, El príncipe de Egipto (1998), que a pesar de ser musical y de dibujos animados, consigue transmitir todo el drama del relato bíblico, al que sigue bastante fielmente, por cierto.

Esta vez es Ridley Scott (Gladiator, Cruzada/El reino de los cielos, Robin Hood) quien asume el reto, y aunque presenta una gran parafernalia visual propia de los elementos de la historia original –el esplendor del antiguo Egipto, las diez plagas, las aguas del Mar Rojo abriéndose– no consigue aportar mucho más a la narración ya conocida. Y lo que decide aportar resulta arriesgado y no siempre acertado, como el hecho de presentar a Dios como un niño que habla con Moisés: un recurso fácil a nivel narrativo pero muy poco consecuente con el Dios omnipotente y terrible dispuesto a azotar a los egipcios para liberar a su pueblo.

Quizá los rasgos más característicos de esta versión del Éxodo están en el protagonista. Como hiciera Darren Aronofsky con su Noé, los guionistas adaptan el personaje de Moisés a la mentalidad del siglo XXI, con dudas y cierta rebeldía. Sin embargo, en vez de seguir la línea de la Biblia, que presenta a Moisés con poca confianza en sí mismo y a través del cual Dios actúa, Exodus lo muestra como líder y héroe político-militar, en la línea de Maximus en Gladiator, lo que lo lleva a organizar una guerra de guerrillas contra el faraón, alejándose así cada vez más del relato original. Y si bien Christian Bale es uno de los héroes favoritos en pantalla últimamente, el papel de Moisés –fundamentalmente un hombre de Dios y una de las figuras más importantes de la cultura judeo-cristiana y, por tanto, de la civilización occidental– le queda bastante grande.

El gran reparto que lo acompaña aporta prácticamente su nombre al reparto, sin mayor mérito: Ben Kingsley, Sigourney Weaver, Aaron Paul… Joel Edgerton, quien fuera un villano bastante conseguido en Gatsby, tampoco llena los zapatos del faraón Ramsés, de quien sabemos poco pero no deja de ser un hombre que imponiendo su voluntad mantuvo un pulso nada menos que con el mismo Dios.

Por lo demás, con algún detalle interesante como la referencia política al actual estado de Israel (cuando se plantean cómo reaccionarán quienes ya ocupan la “tierra prometida” a la que los israelitas pretenden llegar), la película de Scott no pasa de ser correcta en su género épico –con todo y la banda sonora del español Alberto Iglesias, casi predecible para esta película– aunque quizá la corrección sea poco para lo mucho que un cineasta puede aportar hoy en día.

Juan Carlos Carrillo Cal y Mayor

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