(2013) EE.UU.
DIRECCIÓN Baz Luhrmann
GUION Baz Luhrmann y Craig Pearce basado en la novela de F. Scott Fitzgerald
MÚSICA Craig Armstrong
FOTOGRAFÍA Simon Duggan
REPARTO Leonardo DiCaprio, Tobey Maguire, Carey Mulligan, Joel Edgerton, Elizabeth Debicki
Los años veinte están aquí
De la mano de Baz Luhrmann llega la sexta adaptación cinematográfica de El gran Gatsby, la famosa novela de Scott Fitzgerald que ha sido identificada como una advertencia al sueño americano y una de las más grandes novelas de la literatura de Estados Unidos. Un reto nada fácil y con resultados discutibles aunque vaya por delante que el director australiano, autor de películas como Romeo + Julieta o Moulin Rouge –muy presente en esta de Gatsby– consigue transmitir toda la esencia de la novela con su particular estilo.
La historia del misterioso y joven millonario que ha organizado su modo de vida y su fortuna para recuperar al amor de su vida es una trama que a Luhrmann claramente le atraía. De hecho, la película tiene muchas similitudes con la nominada al Oscar Moulin Rouge: un amor prohibido y apasionado, ambientes festivos llenos de excesos y ambientes de miseria y decadencia, y todo contado como los recuerdos de un joven escritor antes lleno de ilusiones y ahora desencantado por la vida. La realización es también bastante similar con su colorida fotografía y sus secuencias poco realistas como las fiestas de Gatsby, los acelerados viajes en coche, la miseria del “Valle de las cenizas” en que viven los pobres, o detalles como “los ojos que todo lo ven”: un viejo billboard que es un símbolo también en la novela de Fitzgerald.
Mención aparte merece la música, pues Luhrmann apuesta por un soundtrack de nuestra época con canciones del rapero Jay-Z, Beyoncé y Fergie, entre otros, con lo que busca –y consigue– crear un ambiente emocional más que ser fiel a la época, tal como hizo en Moulin Rouge en la que homenajeaba al cancán como aquí rinde honores al charleston. Si bien algunos hubieran preferido solo música al estilo de los años veinte, ese no hubiera sido Luhrmann, y aunque sí escuchamos a Cole Porter en algún momento, no tendríamos el efecto sublime que consigue Lana Del Rey cantando el tremendo single “Young and Beautiful”.
Todo esto dicho, quizá el mayor acierto del buen Baz fue su logrado casting. Desconcierta un poco ver el familiarísimo rostro de Leonardo DiCaprio cuando al fin nos presentan al famoso Gatsby, pero ese desconcierto dura poco y deja lugar a ese fabuloso personaje que permite a DiCaprio hacer, a mi gusto, la mejor interpretación de su carrera, con olor a Oscar. Contraparte perfecta es la maravillosa Carey Mulligan: aunque se dice que el papel era ya de Scarlett Johansson, no puedo imaginar mejor Daisy –esa mujer dudosa, enamorada y atormentada– que Mulligan. Más anecdótica es la actuación de Tobey Maguire, como el pasivo narrador vecino de Gatsby, aunque aquí le es natural esa ingenuidad que desesperaba en su Peter Parker/Spiderman. También acertados, finalmente, son la debutante Elizabeth Debicki y un Joel Edgerton que se pone en igualdad de condiciones con DiCaprio en la escena clave de la película.
Así, aunque en algún momento sea un poco lenta y no sea un plato que vaya a gustar a todos, pienso que Baz Luhrmann y sus actores pueden estar satisfechos, que quien no vaya con ánimos de comparar su novela favorita disfrutará mucho –y sufrirá un poquito–, y que el fiestero Scott Fitzgerald habrá sonreído un poco dondequiera que esté.
Juan Carlos Carrillo Cal y Mayor
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