(2018) EE.UU.
DIRECCIÓN Anthony Russo y Joe Russo
GUION Christopher Markus y Stephen McFeely
FOTOGRAFÍA Trent Opaloch
MÚSICA Alan Silvestri
REPARTO Josh Brolin, Robert Downey Jr., Chris Evans, Chris Hemsworth, Mark Ruffalo, Scarlett Johansson, Don Cheadle, Benedict Cumberbatch, Chris Pratt, Bradley Cooper, Vin Diesel, Zoe Saldana, Pom Klementieff, Dave Bautista, Tom Hiddleston, Tom Holland, Chadwick Boseman, Danai Gurira, Karen Gillan, Paul Bettany, Elizabeth Olsen, Sebastian Stan, Anthony Mackie, Peter Dinklage, Benicio del Toro
En busca del balance
Lo dicen los números. A pesar de la enorme variedad de películas que se hacen hoy en todo el mundo —nunca antes había habido tanto cine y, me atrevo a decirlo, tan bueno— esta década pasará a la historia del séptimo arte como la del cine de superhéroes. Heredero del cómic y sustituto pop de la mitología, este es sin duda el género cinematográfico que más gente está llevando a las salas y, por lo mismo, al que más se le invierte. En esa tesitura aparece «el evento cinematográfico de la década»: cumpliendo 10 años —en 2008 se estrenó la primera Iron Man reviviendo la carrera de un rehabilitado Robert Downey Jr.— y con 18 películas de sus superhéroes encima, Marvel Studios —que en el ínterin fue comprada por Disney— junta a (casi) todos esos superhéroes en la primera parte de lo que pretende ser el final de un ciclo. El nombre, aunque tomado de un cómic, no puede ser más ambicioso: Avengers: Infinity War. Nada menos.
El riesgo de incluir en una sola película a casi veinte personajes importantes —la mayoría tienen sus propias películas, incluso trilogías completas— era grande. Así, la apuesta de Marvel Studios fue asumir que el público ya conoce a estos personajes y sus backstories. Ciertamente no es una película que se sostenga narrativamente por sí misma. Y así está pensada: estamos ante un caso más —cada vez más frecuentes— de películas que, celosas de las narrativas amplias de las series, son un trozo de historia como dije en su momento, como la trilogía de El Hobbit o los finales de sagas como Harry Potter o Los juegos del hambre, que constan de dos partes. De esta forma, sin perderse en recapitulaciones, consigue tocar adecuadamente los conflictos de cada uno de estos personajes: Tony Stark queriendo sentar cabeza, un Capitán América rebelde, un Bruce Banner sin Hulk, Wanda y Vision enamorados, un Groot adolescente, un Quill/Star Lord dolido, un Thor frustrado, un Loki leal…
Así pues, esta entrega cumple y mucho, pues es sobre todo sumamente entretenida. Excelentes secuencias de acción. Guiños a los fans. Humor por todas partes, incluso con riesgo de exagerar. Sin embargo, el verdadero mérito de esta película es que, a pesar de lo cómica y entretenida que es, ha apostado por la tragedia. Y no solo por su trágico final (del que muchas razones, internas y externas a la trama, invitan a pensar que no es definitivo, por cierto). Los guionistas se centraron no en la historia de Tony Stark, ni del Capitán América, ni de Hulk, ni de Thor… el personaje central es el villano, Thanos. Este ser morado y colosal no es el típico megalómano ambicioso. Thanos ama. Thanos llora. Es un malo que se antoja shakesperiano, convencido de que su cruzada es buena: eliminar a la mitad de la población del universo para tener los recursos mejor repartidos; para encontrar el balance. Busca recolectar las seis gemas del infinito y con su poder hacer esta criba con un chasquido, al azar y sin dolor. En sus palabras: «lo llamo misericordia». Brutal. Un argumento contra la sobrepoblación que está hoy en los labios de muchos. Y no precisamente de los que consideramos villanos.
Disney/Marvel no ha hecho más que empezar. Tiene aún varias historias de superhéroes en la chistera. El dinero se sigue moviendo y la gente va en tropel a los cines (Infinity War es la película más cara jamás hecha y es ya la película más taquillera de la historia en su primer fin de semana). Muchos amantes del buen cine pueden indignarse de que sea algo insulso, entretenimiento fácil, una red de películas que dependen unas de otras donde se espera la escena post-créditos que anunciará la siguiente aventura. Grandes actores siguen rindiéndose ante el dinero y a ser inmortalizados en una figura de acción. Por suerte, hoy hay suficiente oferta para todos los públicos, y el cine de superhéroes tiene mucho y parece insaciable. Esperemos que gente como los hermanos Russo (los directores) y buenos guionistas sigan ahí para asegurarse de que sepa bien.
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