(2012) EE.UU.
DIRECCIÓN Brenda Chapman, Mark Andrews, Steve Puncell
GUION Brenda Chapman, Mark Andrews, Steve Puncell, Irene Mecchi
MÚSICA Patrick Doyle
REPARTO (VOZ) Kelly Macdonald, Billy Connolly, Emma Thompson, Julie Walters
Princesa Pixar
Crea fama y échate a dormir, reza el dicho. Lo que no dice es que crearse buena fama genera unas expectativas que luego no siempre es fácil cumplir. Mucho de esto pasa con Brave, la última película de Pixar. Estos señores nos tienen acostumbrados a unas geniales historias contadas con una animación fabulosa. Por su excelente modo de contar historias con imágenes parecería que cada película suya marcara un hito en la historia de la animación (siendo más discutibles Cars y Cars 2, todo sea dicho).
Pues bien, con Brave no sucede esto. No se está marcando un hito. Sin embargo, la única apuesta original de los estudios del flexo en medio de una época de secuelas (lo cual no es necesariamente malo, véase las Toy Story) es una hermosa fábula, divertida, muy actual a pesar de ser de época y con una animación impecable.
Merida es una princesa medieval escocesa que disfruta de la naturaleza, de sentirse libre y tirar con su arco, pasatiempos que chocan con la idea de princesa que tiene su madre: formalidad, finura, delicadeza… Esta tensión llega a su culmen cuando se organizan unos juegos entre los príncipes de los reinos vecinos en el que el trofeo será la mano de la rebelde princesa. Ante semejante panorama, Merida no duda en echar mano de una misteriosa bruja y un hechizo para “hacer cambiar” a su madre.
El proyecto, con un conflicto claramente femenino, lo arrancó Brenda Chapman, responsable de la historia de La Bella y la Bestia de Disney, colaboradora en el guion de El Rey León y directora de El Príncipe de Egipto para Dreamworks, nada menos. En su idea original, la película tendría un tono más sombrío y se llamaría The Bow and the Bear (El arco y el oso). Por diferencias creativas –lo que sea que eso signifique-, Chapman salió del proyecto y entraron en su lugar Mark Andrews (de la cantera de Pixar: codirector del corto El hombre orquesta) y Steve Puncell (hasta ahora más metido en el mundo de los videojuegos). Los tres figuran como codirectores.
A pesar de esas peripecias en la producción, Pixar cumple sobradamente. La increíble animación esta vez luce las maravillas de la naturaleza y el flamante cabello (abundante, rizado y pelirrojo) de la protagonista. El humor corre a cargo de los hermanos trillizos de la princesa y de la criada Maudie, más efectivos que los supuestamente graciosos pretendientes de la protagonista. La música de Patrick Doyle cumple también, aunque no sea tan destacable como las bandas sonoras que Michael Giacchino ha hecho para Pixar, y sobran esas canciones de Russian Red en la primera mitad, fallido intento de lo que hizo Phil Collins en Tarzán.
El resultado es una historia redonda. Guerreros escoceses, brujas, osos, hechizos y, en medio, el conflicto entre la madre y la hija. Aunque es claro que la protagonista es la princesa, prácticamente podría serlo su madre la reina: ella lleva buena parte del peso de la familia (y de la película) y sufre también una importante transformación (literalmente). Es este personaje el que da gran actualidad a la historia además de interés; mucho más, en mi opinión, que la rebeldía de Merida, un tópico a estas alturas, aunque vaya contra los cánones clásicos de la figura de “princesa Disney”. En la versión original, junto a un conjunto de actores escoceses (que marcan más su acento para interpretar a sus personajes), la reina Elinor es interpretada por la versátil Emma Thompson, que traslada mucho de su personalidad a este personaje. Así, Brave habla de cómo buscar la propia vocación no está reñido con dar prioridad a la familia, así como de la importancia de reconocer los errores y rectificar. Un mensaje más que importante hoy en día, que Pixar nos cuenta con gran ritmo y mucha armonía visual, aunque por esta vez no nos haya tumbado del asiento.
Juan Carlos Carrillo Cal y Mayor