Lo medieval posmoderno
La leyenda de Sir Gawain y el Caballero verde es una de las más populares del ciclo artúrico, inmortalizada en un célebre poema medieval inglés. Esta adaptación cinematográfica se antoja muy actual y muy sugerente, sobre todo por estar producida por el estudio A24 —responsable de las más exitosas películas recientes de estilo independiente, como Moonlight, The Lobster, Lady Bird, Hereditary, The Florida Project o Uncut Gems, entre otras— y por estar escrita y dirigida por David Lowery, conocido por películas tan originales como A Ghost Story, también de A24. El resultado es una película de gran riqueza visual y sí, muy original, aunque a ratos lenta y casi siempre críptica, que puede resultar fascinante en algunas cosas pero principalmente difícil de conectar para el gran público.

Gawain (Dev Patel) es sobrino del Rey Arturo (Sean Harris) y uno de los caballeros de la mesa redonda. Un día de Navidad, la celebración de los caballeros es interrumpida por la aparición de una figura sobrenatural, el Caballero Verde (Ralph Ineson) quien reta a los presentes a un juego: uno de ellos podrá enfrentarse con él, pero él cobrará el mismo golpe dentro de un año. El joven Gawain acepta el reto y el Caballero verde ofrece su cuello sin defenderse. Gawain lo decapita y el Caballero verde recoge su cabeza y se retira recordando la promesa del juego. Un año después, Gawain deberá marchar en busca del Caballero verde y enfrentar su destino.

El mayor acierto de esta película es el modo posmoderno en que retrata lo medieval, empezando por el hecho de que un caballero de la mesa redonda sea interpretado por un actor sí británico pero de rasgos indios (el cada vez más ascendente Dave Patel, que por cierto también recientemente dio un rostro más transnacional a otra figura emblemática literaria: el David Copperfield de Charles Dickens). La película es y se siente actual, experimentando con un exquisito diseño de producción y de vestuario de inspiración medieval. La fotografía de Andrew Droz Palermo, colaborador habitual de Lowery, aprovecha los amplios paisajes y las locaciones medievales de piedra y ventanas angostas. La música de Daniel Hart recupera coros y motivos medievales y es de lo mejor y más significativo de la película.

Por su simplicidad y su popularidad es una historia difícil de adaptar. Lowery apuesta por algunos simbolismos y episodios añadidos —aunque tomados del mismo universo narrativo, como el encuentro con Santa Winifred o la presencia del zorro— aunque esto mismo es lo que hace la película un poco tediosa y confusa. Igualmente resulta difícil empatizar con el protagonista, pues su motivación y contexto no son del todo claros. Más que a un género de aventuras o de fantasía, como la trama sugeriría, en su tono se acerca más a The Witch o a El faro (ambas también de A24) sin el elemento de terror. Vale la pena verla por la propuesta visual y sonora y, aunque hacia el final del segundo acto pasa por su momento más flojo, compensa con los últimos veinte minutos que son una clase maestra de narrativa audiovisual.

(2021) EE.UU.
DIRECCIÓN Y GUION David Lowery
FOTOGRAFÍA Andrew Droz Palermo
MÚSICA Daniel Hart
REPARTO Dev Patel, Alicia Vikander, Joel Edgerton, Ralph Ineson, Sean Harris, Kate Dickie, Sarita Choudhury