Licorice Pizza

Cosas de juventud

Este es el noveno largometraje —como las sinfonías— de Paul Thomas Anderson. PTA es uno de los cineastas vivos más importantes: sus 11 nominaciones al Oscar lo respaldan, si bien no está claro que algún día le den uno, por no ser un hombre que siga la agenda social del momento (a la que juega la Academia) sino nada más —y nada menos— que un hombre de Cine. Sí, en este caso con mayúscula. Sus películas, filmadas siempre en celuloide, tienen ese aire clásico de cuando el «Nuevo Hollywood» era nuevo, con directores como Francis Ford Coppola o Martin Scorsese. Sus guiones, siempre de su autoría, no siguen la estructura narrativa clásica, ni falta que les hace. PTA se recrea en detalles, en momentos sublimes, en personajes únicos.

Este director tiene la capacidad de convertir a personas reales en personajes cinematográficos

Licorice Pizza es la obra más personal del director. Como Alfonso Cuarón en Roma, Tarantino en Once Upon a Time… in Hollywood o este año Kenneth Branagh en Belfast, PTA toma como referencia su memoria y juventud y nos lleva de viaje al Valle de San Fernando, en California, en el verano de 1973, donde transcurrió su adolescencia. Y nos cuenta la historia de cómo un adolescente se enamora de una chica mayor que él, en una trama episódica, sin especiales transformaciones ni especiales conclusiones. También es personal por la implicación suya y del equipo: PTA dirige, escribe y hace la dirección de fotografía (compartiendo el crédito con su ayudante Michael Bauman). Los protagonistas son dos debutantes que el propio director convenció para actuar: Cooper Hoffman es el hijo del difunto Philip Seymour Hoffman, tremendo actor y amigo personal de PTA; y Alana Haim es la hija de una familia amiga del director desde su infancia (la madre fue su profesora) a quien ha dirigido en algunos videos musicales de su banda, y por cierto actúa toda la familia representándose a ellos mismos en pantalla.

La película resuma cariño hacia el californiano valle de San Fernando, donde fue filmada y donde transcurre la acción

Las referencias cinematográficas son constantes y abundantes. En primer lugar dentro de la propia historia: Sean Penn interpreta a Jack Holden, referencia al actor William Holden que efectivamente en esos años vivía de su fama y haciendo desplantes temerarios como el de su episodio en la película; Bradley Cooper es Jon Peters, productor y novio entonces de Barbra Streisand, que parece que tampoco era tan distinto al estrambótico retrato que de él se hace en una de las mejores secuencias del filme. Son algunas de las muchas figuras reales que salen en la película, como el político Joel Wachs interpretado por el cineasta Ben Safdie. Las referencias también son en el estilo y la trama, desde a American Graffiti (ópera prima de George Lucas que se estrenó justo en el verano de 1973 y que es homenajeada hasta en el formato de los créditos iniciales) hasta Taxi Driver, cuando la protagonista trabaja en una campaña política y es aparentemente acosada por un hombre misterioso. Las referencias son también externas y para conocedores de la escena angelina: uno pestañea y se pierde un cameo de John C. Reilly disfrazado de Frankenstein, o del papá de Leonardo DiCaprio, George DiCaprio, vendiendo camas de agua.

La interpretación demencial de Bradley Cooper es de lo más divertido de la cinta

«Licorice pizza», literalmente «pizza de regaliz», es como la gente joven llamaban a los discos de vinilo en esa época, por su forma y textura. Es un título que hace referencia a una época y a una generación. Pudo haberse llamado «Soggy Bottom» (el nombre de la empresa de camas de agua del protagonista, que incluso fue uno de los títulos de trabajo de la producción) o «Pinball Palace», otro de sus emprendimientos hacia el final de la cinta. El traslado a esa época de los primeros 1970’s se vuelve definitivo con el excelente soundtrack, que incluye a Nina Simone, The Doors, Paul McCartney o David Bowie, entre otros, completado convenientemente por la música original de Jonny Greenwood, el miembro de Radiohead que ha hecho la música de la mayoría de cintas de PTA y este año también la de El poder del perro, que le valió su segunda nominación al Oscar. En fin, una cinta que confirma una máxima del séptimo arte: que cuando algo personal —incluso muy personal— está bien hecho por un artista se convierte en algo universal, que mucha gente puede apreciar y disfrutar. Finalmente todos hemos sido jóvenes.

Con las actuaciones de varios adolescentes, la película es una oda a la juventud

(2021) EE.UU.
DIRECCIÓN Y GUION Paul Thomas Anderson
FOTOGRAFÍA Paul Thomas Anderson y Michael Bauman
MÚSICA Jonny Greenwood
REPARTO Cooper Hoffman, Alana Haim, Sean Penn, Bradley Cooper, Ben Safdie, Skyler Gisondo, Mary Elizabeth Ellis, John Michael Higgins, Harriet Hansom Harris, Christine Ebersole, Tom Waits, Nate Mann, Joseph Cross

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