El prisma de la infancia
No es ningún secreto que cuando Kenneth Branagh vio Roma de Alfonso Cuarón quiso hacer algo semejante. Una película que fuera en cierto modo autobiográfica, partiendo de sus recuerdos de infancia. Branagh es un actor bien conocido (muchos lo ubicarán por ser el rostro del vanidoso Gilderoy Lockhart en la segunda película de Harry Potter, o más recientemente el del detective Hercule Poirot) y un director prolífico: desde sus múltiples adaptaciones cinematográficas de Shakespeare (con quien está obsesionado) hasta películas de Disney como La Cenicienta, de Marvel como la primera Thor, o las recientes adaptaciones de novelas de Agatha Christie, Asesinato en el Oriente Express y Muerte en el Nilo, entre otras. Branagh pasó los primeros 9 años de su vida en su natal Belfast, de donde salió con su familia a causa del conflicto violento entre protestantes y católicos que peleaban por la independencia de Irlanda del Norte respecto del Reino Unido, un conflicto muy fecundo cinematográficamente.

Como en toda película, aquí es decisivo el punto de vista. Branagh no centra su filme en el complejo problema político-social, ni toma una visión ajena como la de la protagonista de Roma. Belfast está contada desde los ojos de la infancia. Ahí resulta crucial la interpretación del pequeño Jude Hill, de 11 años, a quien sigue la película y que muestra muy bien las ilusiones, dudas y miedos de un niño de su edad. Los demás personajes son naturalmente mostrados con cierta admiración y nostalgia: la madre fuerte sufriente (Caitriona Balfe), el padre valeroso y de convicciones firmes (Jamie Dornan), la abuela sabia y dulce (Judi Dench) y el abuelo socarrón pero profundo (Ciarán Hinds). En ese sentido es cercana a Minari, nominada el año anterior.

La cinta es en blanco y negro, lo cual le da una estética particular y refuerza la intención nostálgica. Momentos específicos de color hacen resaltar aspectos como la impresión del niño protagonista frente al cine, aunque su inclusión en el arranque con tomas de la Belfast actual le dan un aire de anuncio de agencia de viajes. Las múltiples canciones del también norirlandés Van Morrison subrayan el patriotismo que transpira toda la cinta, y dan un toque alegre y ligero a los acontecimientos que suceden en un entorno tan conflictivo. En fin, el conjunto es una película bella y con valores familiares, mirada desde unos ojos infantiles que aún no han sido manchados.

(2021) Reino Unido
DIRECCIÓN Y GUION Kenneth Branagh
FOTOGRAFÍA Haris Zambarloukos
REPARTO Jude Hill, Caitriona Balfe, Jamie Dornan, Judi Dench, Ciarán Hinds, Lewis McAskie
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