La procesión va por dentro
Poderoso western producido por Netflix y dirigido por la neozelandesa Jane Campion, quien no había figurado en la carrera de los Óscares desde El piano (1993) cuando ganó la estatuilla al Mejor guion. Campion adapta una novela de Thomas Savage sobre dos hermanos que regentan un rancho en Montana a inicios del siglo anterior. Cuando uno de los hermanos, el apacible y conciliador George (Jesse Plemons) se casa con una amable viuda del pueblo (Kirsten Dunst), el otro hermano, el popular y cruel Jim (Benedict Cumberbatch), le hará la vida imposible a la recién llegada y a su hijo adolescente (Kodi Smith-McPhee), un joven delicado e inteligente que no cumple con el prototipo de masculinidad del Salvaje Oeste.

Si se echa un repaso a la vida del novelista Thomas Savage se puede saber qué esperar de la trama, pues tiene muchos elementos autobiográficos. Savage creció en un rancho cerca de Montana, criado por una madre alcohólica y aterrorizado por el cruel hermano de su padrastro. Años después, Savage abandonó a su esposa e hijos para vivir un romance homosexual con un ilustrador de cuentos para niños veinte años más joven que él. Todos estos elementos están presentes en la película, que se inscribe en el giro del western que se aleja de la figura masculina prototípica del género clásico para explorar la homosexualidad, en la estela de la conocida Brokeback Mountain (Ang Lee, 2005).

Sin embargo, los grandes méritos de la película de Campion no van en la línea de la trama, sino en el modo de contarla, que está cargado de tensión —para ello resulta clave la música de cuerdas de Jonny Greenwood— y que acierta en no mostrar —nada es explícito— sino solamente implicar, dejar las escenas sin contar lo más importante, para que sea el espectador el que reconstruya, el que arme e imagine. Hay mucha violencia, sí, pero es violencia psicológica, de la que involucra al espectador hasta tener que recordarse que no hay nada que temer, que solo está viendo una película.

Su otra gran virtud son las actuaciones que muestran también solo la punta del iceberg de unos personajes con fuertes tormentas interiores. Benedict Cumberbatch podría llevarse el Oscar este año por esta interpretación de un personaje con muchas capas, un vaquero feroz que se graduó de Estudios Clásicos en una de las mejores universidades; un macho alfa homofóbico que oculta su propia inclinación. Kirsten Dunst da un paso importante de ser una actriz joven y bella a ser una actriz de carácter. Jesse Plemons suma éste a los proyectos que sabe elegir con tanto acierto, si bien su personaje no es tan central; y el joven Kodi Smith-McPhee (el inolvidable niño de La carretera) interpreta a un muchacho tan brillante y afable como críptico e insensible. Un giro de trama final pone la cereza en una de las mejores películas del año pero que requiere paciencia y que no dice nada bueno de la naturaleza humana. No sorprende que el título metafórico hable más bien de un perro, aunque esté citando el Salmo 22: «Apresúrate, Señor, a socorrerme / libra de la espada mi alma / del poder del perro mi vida».

(2021) EE.UU.
DIRECCIÓN Jane Campion
GUION Jane Campion basada en la novela de Thomas Savage
FOTOGRAFÍA Ari Wegner
MÚSICA Jonny Greenwood
REPARTO Benedict Cumberbatch, Jesse Plemons, Kirsten Dunst, Kodi Smith-McPhee, Thomasin McKenzie
Un comentario sobre “El poder del perro”