Macbeth

Fair is foul and foul is fair

Shakespeare nunca se agota. Como todo clásico, sus tramas que exploran las pasiones humanas con versos poderosos pueden interpretarse una y otra vez con distintas visiones, pues en eso consiste el teatro. Y un paso más es cuando se lleva a la pantalla, plasmando en imágenes sus historias inmortales. De las muchas versiones de Macbeth en cine tienen un lugar destacado las de Orson Welles (1948), Akira Kurosawa (Trono de sangre, 1957) y Roman Polanski (1971). Más recientemente, Michael Fassbender y Marion Cotillard encarnaron a la patológicamente ambiciosa pareja protagonista bajo la dirección de Justin Kurzel. Ahora nada menos que Joel Coen (esta vez sin su hermano) toma el texto y entrega una pieza que brinca al podio de las adaptaciones de una de las tragedias más celebres de Occidente.

Dos actores ganadores del Oscar en el orgullo de todo actor: interpretar Shakespeare

Lo más llamativo de esta adaptación es su estética. En blanco y negro y con una relación de aspecto 4:3, transcurre en escenarios no realistas con una geometría minimalista que podrían haber salido de la mente del arquitecto Luis Barragán. Los contrastes lumínicos y el tipo de planos están fuertemente influenciados por el expresionismo alemán y algo del cine de Bergman. Sin embargo, esto es solo el escenario donde fluye la acción que sigue el texto original del dramaturgo isabelino, tan bello y complejo como difícil de seguir para un público poco atento o poco dispuesto. Si bien pueden perderse las sugerentes metáforas de los elaborados versos a veces necesariamente veloces, la trama se sigue tanto por lo conocido de la historia como por la claridad de las imágenes, que apuestan por innovar a partir del texto, como en la perturbadora y genial interpretación de las tres brujas.

By the pricking of my thumbssomething wicked this way comes

La otra originalidad de esta versión es el reparto. Los Macbeth no son los jóvenes nobles ambiciosos de la mayoría de las versiones (quizá pensados así por Shakespeare) sino que están en torno a los sesenta años, y eso da un toque muy distinto a esta historia de ambición y muerte. Además, tanto Macbeth como Macduff son afroamericanos. Denzel Washington, sin renunciar a su acento neoyorkino ni a un estilo directo y poco ceremonioso, es un excelente Macbeth, probando que todo actor angloparlante debe tener el honor de interpretar a un personaje shakesperiano alguna vez. Frances McDormand —por cierto, esposa de Joel Coen y también productora de la cinta— conserva su estilo desenfadado de mujer fuerte asociado a su persona y que la hace una Lady Macbeth muy adecuada. Los demás actores cumplen igualmente, aún en papeles pequeños. En fin, un clásico instantáneo, un gusto exquisito para el público culto y una sugerente aproximación para el espectador aún no familiarizado con la obra de Shakespeare, que por algún lado hay que empezar.

Los escenarios oníricos refuerzan lo universal y perenne de esta historia sobre las pasiones humanas desbordadas

(2021) EE.UU.
DIRECCIÓN Joel Coen
GUION Joel Coen basado en la obra teatral de William Shakespeare
FOTOGRAFÍA Bruno Delbonnel
MÚSICA Carter Burwell
REPARTO Denzel Washington, Frances McDormand, Alex Ross, Corey Hawkins, Bertie Carvel, Brendan Gleeson, Harry Melling, Moses Ingram, Kathryn Hunter

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