(2016) EE.UU.
DIRECCIÓN Y GUION Damien Chazelle
FOTOGRAFÍA Linus Sandgren
MÚSICA Justin Hurwitz
REPARTO Ryan Gosling, Emma Stone, Rosemarie DeWitt, J.K. Simmons, John Legend
Va por los que sueñan
Here’s to the ones who dream. Así dice la canción que Emma Stone canta en uno de los momentos más bellos de La La Land, el exquisito musical chapado a la antigua por Damien Chazelle, un director joven que sorprendió a la audiencia hace un par de años con Whiplash, que ganara tres Oscars habiendo sido nominada también a mejor película. Esta vez, en su línea de presentar una historia donde la música es central —Chazelle, alguna vez aspirante a baterista profesional, es un entusiasta del jazz— nos cuenta la historia de la actriz Mia (Emma Stone) y el pianista Sebastian (Ryan Gosling) que se enamoran en Los Angeles a finales de los noventas.
Chazelle, también guionista de la película, hace homenaje a los musicales clásicos, y se inspira muy concretamente en Los Paraguas de Cherburgo, de Jacques Demy, ganadora de la Palma de Oro de Cannes en 1964, que se caracteriza por ser enteramente cantado en todos sus diálogos. Aunque los no tan fanáticos del género no deben asustarse: La La Land tiene las canciones justas —incluso pocas para un musical— pero excelentes, pues generan grandes emociones en la audiencia: hay que resistir para no ponerse a aplaudir de pie. El homenaje a la cinta francesa está en el modo de estructurar la narración en torno a las estaciones del año, así como en algunas melodías y arreglos musicales, la viveza de la paleta de colores y —lo siento— el final. Un final agridulce que, como en Whiplash, demuestra que Chazelle es un maestro de la faena tan complicada que es cerrar bien una historia y en el momento preciso.
Si bien Ryan Gosling y Emma Stone no son grandes cantantes —y menos él, todo sea dicho, aunque tiene el mérito de tocar el piano— la química que hay entre ellos, como ya habíamos comprobado en Crazy, Stupid, Love, llena la película y se equipara a la de las grandes parejas del cine clásico de Hollywood como Cary Grant y Grace Kelly o Humphrey Bogart e Ingrid Bergman. No les falta el humor, con puntadas muy bien elegidas, que contribuyen a hacer la historia aun más disfrutable. Y, desde luego, bailan y muy bien. El resto del reparto es enteramente de segunda fila, aunque son conocidos los rostros de J.K. Simmons (ganó el Oscar con Whiplash, y aquí tiene un papel muy en su estilo) y del cantante John Legend que interpreta a un alter ego suyo, colaborador musical de Sebastian.
Visualmente es también fenomenal: frecuentemente tenemos los cuatro colores primarios en cuadro, y la fotografía de Linus Sandgren hace lucir por igual una noche estrellada, un atardecer en el mar o una colorida fiesta en la piscina. El ritmo, tan clave en una película llena de jazz, está muy logrado (repite el editor Tom Cross, que se llevó uno de los tres Oscars de Whiplash). Tiene varios planos secuencia bastante conseguidos —los de los números musicales, sin ir más lejos, incluyendo el que abre la cinta con jóvenes habitantes de Los Angeles cantando sobre sus coches en pleno atasco, sueño irrealizado de muchos que vivimos en megaurbes— aunque igualmente nos coloca una discusión de los protagonistas en respectivos primeros planos que meten de lleno en la situación.
Aunque con cierta ingenuidad y simplificación —propia del género musical— la película es bastante realista mostrando la complejidad de las relaciones amorosas cuando las trayectorias profesionales están de por medio, y resalta el valor de saber sacrificar lo propio por amor al otro con una sonrisa. Resulta, en fin, un gran homenaje a la comunidad artística de Los Angeles, que como Mia y Sebastian tienen que luchar desde abajo, malviviendo como camareros, yendo de audición en audición y de frustración en frustración, persiguiendo sus sueños de fama. Toda una ciudad donde los sueños se unen y se fabrican, y vaya que se los agradecemos: Here’s to the ones who dream, foolish as they may seem; here’s to the hearts that ache, here’s to the mess we make.
Juan Carlos Carrillo Cal y Mayor
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