(2016) EE.UU.
DIRECCIÓN Y GUION Matt Ross
FOTOGRAFÍA Stéphane Fontaine
MÚSICA Alex Somers
REPARTO Viggo Mortensen, Frank Langella, George MacKay, Samantha Isler, Steve Zahn, Kathryn Hahn
Educación salvaje
Ben (Viggo Mortensen) cría a sus seis hijos en medio de un bosque en los Estados Unidos, con una exigente preparación física y una visión hipercrítica de la sociedad occidental que lo rodea. Una peculiar formación ideada por Ben y su esposa, a la que nunca vemos en pantalla pues su suicidio es el incidente incitador que dispara toda la trama. A pesar de la advertencia de su suegro (Frank Langella), enemigo del estilo de vida hippie en el que Ben cría a los suyos, la peculiar familia se dispone a asistir al funeral de la madre a toda costa.
Esta película, escrita y dirigida por el actor Matt Ross –cuyo único proyecto detrás de cámara había sido 28 Hotel Rooms– se antojaba una película inspiradora e interesante. Desde el atractivo título (aunque resulta no estar sembrado en la trama); el viaje familiar en peculiar autobús-caravana a lo Little Miss Sunshine; el look excéntrico y colorido de Ben y sus hijos entrando al funeral lleno de gente seria vestida de negro; la crítica a la sociedad superficial y un protagónico de Viggo Mortensen, todo ello prometía mucho.
Y lamentablemente el resultado no es lo suficientemente inteligente. Pronto se simplifican los enfoques, y todos los que no piensan como Ben y su difunta esposa son ridiculizados, pintando diferencias en blancos y negros, sin grises. Si bien la propia trama parece concluir que el estilo educativo de esta familia no es el adecuado, se insiste en elogiar una libertad un tanto atropellada que llega a rozar lo aberrante (la resolución de la última voluntad de la difunta madre es el más claro ejemplo).
La realización es correcta, desde la fotografía que resalta la intensa paleta de colores hasta el ritmo narrativo, y emocionan secuencias muy bien logradas como las interpretaciones musicales de la familia –sobre todo el animante cover de Sweet Child O’ Mine de Guns N’ Roses–, parte de una banda sonora bastante conseguida. De nuevo, elementos fabulosos al servicio de un mensaje un poco trasnochado. Y es que ser rebelde está muy bien pero si tiene un sentido serlo, y corren tiempos en los que ante todo hay que comprender al otro, cosa que los héroes de este viaje no hacen en absoluto, todo en nombre de la autenticidad y el derecho a disentir. Una película que si bien subraya la importancia de la unión familiar y el cariño de un padre por sus hijos, olvida de fondo que lo que nutre el siempre apetitoso platillo de la libertad es el ingrediente de la responsabilidad.
Juan Carlos Carrillo Cal y Mayor