(2017) EE.UU.
DIRECCIÓN Guillermo del Toro
GUION Guillermo del Toro y Vanessa Taylor
FOTOGRAFÍA Dan Laustsen
MÚSICA Alexandre Desplat
REPARTO Sally Hawkins, Octavia Spencer, Michael Shannon, Richard Jenkins, Doug Jones, Michael Stuhlbarg
Romance anfibio
Siguiendo la receta de sus películas más exitosas (El espinazo del diablo, El laberinto del fauno), Guillermo del Toro —uno de los tres mexicanos consentidos de Hollywood, junto con Alejandro G. Iñárritu y Alfonso Cuarón— presenta en La forma del agua una historia de fantasía dentro de un contexto de época, en este caso la guerra fría en Estados Unidos. En un búnker secreto del gobierno americano, una mujer muda que trabaja como empleada de limpieza se enamora de una criatura marina, una especie de hombre pez que es llevado ahí para experimentación.
De gran calidad cinematográfica en lo técnico, con un diseño de producción extraordinario y una fotografía bien lograda, así como la excelente banda sonora de Alexandre Desplat, el desarrollo del guion es, sin embargo, bastante predecible y con una estructura desacompasada. Los personajes resultan planos y sin un arco de transformación; por un lado, los buenos sin sombra de maldad, con el denominador común de ser marginados: la protagonista (Sally Hawkins) por ser muda, su amiga y colega (siempre simpática Octavia Spencer) por ser afroamericana, su vecino y confidente (Richard Jenkins) por ser homosexual, y su enamorado por ser un anfibio con sentimientos humanos (Doug Jones, el monstruo habitual de Del Toro), cuya apariencia por cierto no lo hace especialmente empático. Por otro lado, los malos son también clichés, sobre todo el villano (Michael Shannon) que tortura a la criatura sin razón aparente y que es cínico, misógino y hasta fundamentalista religioso al parecer.
Si bien la originalidad de los planteamientos de Del Toro siempre es de agradecer, así como las múltiples referencias cinematográficas que demuestran su amplio bagaje audiovisual, con todo tipo de homenajes al cine de monstruos y al cine en general (los protagonistas de esta historia viven encima de una sala de cine), La forma del agua no va más allá de algunos lugares comunes. Algunas escenas de desnudez completamente innecesarias y la escasez de explicaciones clave como el origen de la criatura o el cómo y por qué la protagonista se enamora de ella —algo que se antoja como el eje de la trama pero que simplemente sucede y al inicio— la hacen una película difícil de clasificar y, aunque entretenida, poco memorable. Algunas de sus 13 nominaciones (las técnicas, sobre todo) están más que justificadas, incluida la de Del Toro como director, pues ciertamente hace un trabajo impecable; las de interpretación son más discutibles, pues cuenta con un reparto excelente que tampoco puede crecerse mucho con esos personajes; en fin, la nominación del guion así como la de mejor película harían esperar mucho de una cinta muy regular aunque original.
Juan Carlos Carrillo Cal y Mayor
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